Además de gozar del privilegio de contar entre sus nativos a Juan Manuel Fangio, la ciudad de Balcarce se enorgullece de poseer la única fábrica de autos de carrera de Sudamérica, creada por Tulio Crespi.
Rodeado de cientos de anécdotas automovilísticas, Tulio Crespi nos abre la puerta de Crespi Competición, la única fábrica de Sudamérica en la que se diseñan autos de carrera para diversas categorías.
Desde el momento en que ingresamos a la planta ubicada sobre la ruta nº 226, Tulio nos mostró su filosofía de vida con la frase “nada es imposible” y reflexionó acerca de sus orígenes creativos. Nos contó que la invención comenzó cuando apenas era un niño y armó su primer carrito de rulemanes, el cual “se lo copiaban todos”.
La invención de Tulio aplicada al automovilismo trascendió los umbrales de la infancia y fue así que entre los años 1962 y 1963 Crespi construyó su primer auto de carrera, al que bautizó Tulia I. Se trataba del primer chasis de monocasco integral fabricado en el mundo.
Luego vinieron las Tulietas, creadas en 1972, que asombran aún hoy por su diseño innovador, sobre todo cuando se las compara con los modelos que se producían en esa misma época en el resto del mundo. No en vano los autos de Tulio Crespi se ganaron su espacio en las revistas especializadas, al lado de ferraris, porsches y maserattis, y posteriormente alcanzaron su reconocimiento en el Salón del Automóvil de París de 1975.
Crespi y Fangio, hermanados por la misma pasión
“Fangio era un admirador mío”, dijo Crespi con cierta humildad cuando lo interrogamos sobre su relación con el más famoso de los balcarceños. Nos contó una anécdota en la que Juan Manuel Fangio, en el Salón del Automóvil de París, llegó al stand de Crespi caminando por una extensa alfombra roja rodeada de miles de personas ansiosas por ver al máximo ídolo del automovilismo nacional.
No obstante, la relación con Fangio había comenzado mucho antes de ese evento: fue en Buenos Aires cuando Juan Manuel se acercó al taller de Tulio en el barrio de Palermo para conocerlo y luego, según confiesa Crespi, “hasta le enviaba clientes”. Por sugerencia del afamado piloto, Tulio trasladaría luego su empresa a Balcarce en los comienzos de la década del ´80.
En la actualidad, Crespi Competición exporta sus prototipos a Ecuador, Colombia, México y Chile y es vasta su trayectoria local dentro del automovilismo de competición. Los monocascos creados por Crespi dieron origen a la Fórmula Renault, la categoría más importante de Latinoamérica en autos de fórmula.
También la empresa está presente en las categorías Turismo Carretera, TC 2000 y Turismo Nacional. En cuanto a los pilotos, la escudería Crespi creó autos que pilotearon Juan Manuel Fangio II, Oscar Aventín, Guillermo Ortelli, Omar Martínez, Fabián Acuña, Juan María Traverso, Daniel Cingolani, Miguel Etchegaray, Juan Manuel Silva y Tito Bessone, entre otros destacados corredores.
Si bien no es un museo, la fábrica está abierta a quien desee recorrerla. Allí puede visitarse el taller, en el que abundan carrocerías que darán origen a los autos de competición, fotos y trofeos de los corredores más famosos que formaron parte de la escudería Crespi. En el salón de la planta baja está exhibida una de las Tulietas, junto a otros autos. No obstante, Tulio Crespi aclara: “mi mayor trofeo fue estar presente en el Salón del Automóvil de París y mi sueño es volver a fabricar la Tulieta moderna”.