Enclavada en un típico paisaje andino patagónico, con sus vientos predominantes del sudoeste y su naturaleza pródiga en vegetación y arroyos, sirve como punto de partida para hermosos paseos.
Al ingresar a la ciudad a través de un gran valle cobijado por montañas elevadas y grandes superficies con áreas cultivadas, llama la atención el colorido de sus jardines y la huella que ha dejado la colonia galesa en cada rincón del pueblo y del área rural. Un ejemplo de ello es el primer molino harinero accionado a caballo que se muestra en el museo regional junto a maquinarias, herramientas y vestimenta de la vida diaria en época de la colonia.
Como no podía ser de otra forma, su nombre es de origen galés. “Tre” significa “casa” o “pueblo” y “velin”, molino. En la serenidad de sus calles, innumerables casas de té ofrecen la clásica merienda galesa con sus tortas, panes caseros y fiambres de la región para adentrarse en esa gastronomía que no ha claudicado con el paso del tiempo. Se aconseja probar su torta negra.
Trevelin es además el inicio de varios circuitos turísticos que recorren bosques de cipreses y lengas, cascadas y senderos especialmente propicios para los adeptos al
trekking. Un variado colorido se presenta ante la vista: los verdes de los bosques de pinos, cipreses, ñires y araucarias; los naranjas de las mutisias, el amarillo del amancay; los azules de lagos, ríos y arroyos.
Sobre el camino que se dirige a la frontera con
Chile se visita la localidad de Los Cipreses y las Nant&Fall, tres cascadas sobre el arroyo del mismo nombre. Para llegar a ellas se debe andar por senderos peatonales con vegetación autóctona. En el mismo camino se encuentra el museo en el que fue reconstruido un antiguo molino de agua de la época de la llegada de los galeses a la zona.
La cercanía con el parque nacional Los Alerces hace que se integre en un circuito que recorre los lagos Futalaufquen, Menéndez, paseos en lancha al alerzal y toda la vegetación típica de la selva valdiviana.
Los eventos culturales se suceden a lo largo del año en Trevelin, pero el que toma más relevancia es el Eisteddfod, un encuentro que abarca distintas expresiones culturales galesas milenarias. Canto coral, conjuntos, solistas, recitación, danzas, literatura, fotografía son algunas de las actividades de gran calidad artística que se dan cita.
Es posible llegar a Trevelin por ruta asfaltada o por vía aérea al aeropuerto de Esquel. Algunas distancias para tener en cuenta:
Neuquén 731 kilómetros,
Bariloche 310 kilómetros,
Buenos Aires 1.880 y Temuco (en Chile) 787 kilómetros.
Su cercanía con el límite internacional permite ingresar a Chile por los pasos fronterizos de Río Futaleufú y Río Encuentro y realizar un circuito muy atractivo por tierra chilena.
Los habitantes de Trevelin están comprometidos con el respeto a la naturaleza y reciben visitantes a lo largo del año. Las estaciones visten al pueblo de los colores distintos de sus flores y el blanco de la nieve.