
De chico, cuando apenas tenía diez años, tuve la suerte de conocer este lugar único en el mundo. Único porque basta con llegar hasta allí para empezar a entender la literatura de Horacio Quiroga, rodeada de seres reales, seres mágicos, ficcionales y literarios que le deben mucho o casi todo a esta bella selva.

Me habían quedado un par de imágenes en la memoria, esas que el correr del tiempo magnifica e incluso degenera o agranda, pero que sirven para ir moldeando la personalidad de un adulto.

“La gallina degollada” fue el cuento que más me sedujo como niño, tanto por la verosimilitud y lo irracional del relato como por las imágenes que pueden verse colgadas en un par de cuadros que forman parte de una pequeña casa-museo que hoy guarda parte de los muebles y objetos del escritor.

+ Info:
http://www.welcomeargentina.com/puertoiguazu/casa-horacio-quiroga.html