En realidad la magia comienza cuando el visitante llega al Parque Nacional Iguazú. Luego de ser recibido por la Administración de Parques Nacionales, es llevado al tren ecológico, para recorrer sus vías hasta la Estación Garganta.
Durante el trayecto, que dura 20 minutos, la selva comienza a regalar sus sonidos y a revelar sus misterios. Una vez que la oscuridad de la noche cubre el firmamento, muchos animales comienzan a buscar alimento.
Esta singular opción es una buena propuesta para obtener una nueva perspectiva de este Patrimonio Natural de la Humanidad.
Hay un tiempo limitado para entrar y para salir de la pasarela de 1000 metros de largo, pero el lapso es suficiente como para dejarse encantar por el inédito espectáculo.