El Shincal guarda la huella inca que no pudieron borrar los siglos. Hoy en día es un yacimiento arqueológico de interés para conocer la identidad cultural de Catamarca.
El pueblo de Londres, en Catamarca, guarda uno de los grandes tesoros arqueológicos de la época precolombina. Se trata de las ruinas del Shincal de Quimivil. Dada la envergadura y la distribución de los edificios principales, puede tratarse de una cabecera provincial del Imperio inca, un centro político, religioso y militar.
Huellas incas y guerras calchaquíes
Londres, la Londres de Catamarca, tiene una larga historia de fundaciones. Las Guerras Calchaquíes tuvieron en vilo este pequeño poblado durante un siglo, el segundo fundado en lo que sería Argentina, después de Santiago del Estero. Es la Cuna de la Nuez, surcada por el río Hondo y la ruta 40. Solo a 5 km de camino rural, se encuentran las ruinas del Shincal de Quimivil.
Los restos estaban cubiertos por un arbusto típico de la zona, el «shinqui». De ahí viene su nombre. La gloria de esta ciudadela inca se desarrolló en pocos años, desde 1457 hasta 1536. Los habitantes estaban liderados por un curaca y se distribuían en unas 24 hectáreas. Un centenar de edificaciones entre depósitos y viviendas de pirca quedan como vestigio de las habitaciones comunales.
El sector central cuenta con estructuras rectangulares que pueden haber sido edificios administrativos. Luego hay almacenes o qollqas, la plaza pública o aukaipata y la plataforma ceremonial llamada ushnu de forma piramidal. Todos estos elementos dejan testimonio de muchos significados notables y semejanzas con la antigua Cuzco. En los alrededores se ubicaban los barrios, las kanchas o viviendas del poblado. Otro detalle imponente es el acueducto de piedra que traía agua del río Quimivil para uso cotidiano y riego.
Dos cerros aterrazados circundan la ciudadela. Se accede por unas escalinatas de piedra y se cree que en las cimas se realizaban ceremonias rituales.
De su disposición entera se desprende que fue un centro muy importante. Shincal se conecta con trozos del antiguo Camino del Inca que tejía su urdimbre con todos los rincones del grandioso imperio.
En 1536 llegó el Ejército español, con Diego de Almagro a la cabeza. El imperio venía desintegrándose, los calchaquíes volvían a tomar sus tierras, y los españoles ocuparon la ciudadela. Las últimas rebeliones de los calchaquíes les dieron un período corto de posesión hasta que la revuelta fue aplastada y los vencedores destruyeron lo que quedaba de las construcciones y abandonaron el lugar.
Las montañas áridas y rojizas de Belén fueron testigos de la caída de la región hasta que los primeros arqueólogos llegaron a principios de 1900. Hoy en día es un lugar restaurado y cuidado para recibir visitas. El Shincal fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1997.