La Capilla Doméstica de la Manzana Jesuítica

Se trata de un exquisito santuario que comenzó a construirse en 1650 y que se finalizó en 1668. Era parte del hall principal de la iglesia que funcionaba allí.

En el año 1606 ya estaban construidas las habitaciones y una pequeña capilla para reemplazar la ermita. Cuando hablamos de "la Capilla Doméstica", hablamos de un exquisito santuario que abarcaba el actual hall de la iglesia. Su construcción finalizó en el año 1668.

Como característica arquitectónica, muestra un techo increíble, armado con gruesas cañas tacuaras y recubierto con cueros de vaca posteriormente pintados.

Otra característica para destacar es su particular retablo, construido por el arquitecto italiano Brassanelli, en el que los artistas indígenas han puesto su sello inconfundible.

Manuel Cabrera, nieto del fundador de la ciudad de Córdoba, donó lo necesario para llevar a cabo la gigantesca obra.

  • Patrimonio Cultural

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  • Pasillos dentro de la Manzana

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  • Caseros 127

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  • Rincones históricos

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Hay dudas sobre el inicio de la construcción del templo, que para algunos se remonta a un siglo antes de la construcción de las estancias cordobesas. Para ir cotejando esto, hay en el lugar varias piedras vulgarmente llamadas “sapos” (esteatitas), que contienen la fecha de distintas etapas de construcción.

Los historiadores sostienen que la iglesia de la Compañía fue construida en 1650 y que su creador fue Felipe Lemaire, un ingenioso francés que ostentaba el título de constructor naval. Su idea era armarla toda con madera, como si fuera una quilla de barco invertida; para ello viajó a las Misiones Jesuitas en el Paraguay para elegir él mismo la madera del techo.

En ambos laterales de la nave principal, entre la nave del crucero y las torres, se erigieron dos capillas: la de los Españoles a la izquierda, y la de los Naturales a la derecha.

Finalmente, después de la consagración en el año 1671, el templo fue decorado por innumerables artistas entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. Algunas de estas obras sufrieron por un incendio en 1961.

Después de la expulsión de los jesuitas (1767), algunos elementos fueron sacados del templo: la puerta cancel, que ahora se aprecia en la Catedral; el frontal de plata, emplazado en la iglesia de Santo Domingo, y el tabernáculo, que pasó primero a la Catedral y luego a la iglesia de Tulumba.

Autor Pablo Etchevers Fotografo Eduardo Epifanio

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