Si de identidad cordobesa se trata, existe una rivalidad sana entre los de la capital y los del interior en cuanto a lo más representativo de la idiosincrasia y la cultura populares.
En nuestra corta estadía, repartimos nuestro tiempo entre la ciudad y las sierras y, en sabrosas charlas, intentamos descifrar algunos temas interesantes de la vida cotidiana de los cordobeses.
De acuerdo con el origen del interlocutor fue la respuesta: sienten y piensan distinto según vivan en la capital o en el interior. Comparten algo tan tradicional como tomar fernet en los encuentros de amigos, bebida de la que se dicen los mayores consumidores del país.
En el mostrador de la city se pide: "Un noventa dos diez" y significa 90% fernet, dos hielos y 10% de gaseosa cola. Para los que habitan en los valles y las sierras, el fernet no es la única bebida, ya que acostumbran preparar licores caseros a partir de yuyos, en especial la peperina, y los disfrutan igual por igual.
Con la música de cuarteto pasa algo similar. Como música popular, alegre y de ritmo contagioso, tiene miles de seguidores e impregna los salones de baile y las fiestas familiares en las que se mueve el cuerpo al compás de la Mona Jimenez o Rodrigo Bueno, especialmente los fines de semana.
En los valles del interior de la provincia se escucha cuarteto pero también música autóctona. Cada valle tiene su identidad y es quizá porque aún se preservan algunos rasgos de las culturas originarias. El arte está más vivo en el interior a partir de la música de la Trova Cordobesa y otros conjuntos que, junto a la literatura de Juan Filloy, rescatan las raíces.
“¡Che, vaga, no te meeetais con el choripan!”, nos hizo reír un señor cuando le consultamos sobre el tema. Parece que los mejores son los que se preparan en la costanera y son típicos entre los cordobeses.
Otro manjar cordobés que se cocina a las brasas son los cabritos. Los más apreciados llegan de Quilino, una localidad del norte de la provincia que cada año organiza su tradicional fiesta. Manjares como el sándwich de lomo se aprecian en las lomiterías y el mate criollo acompañado de pan y dulces caseros es habitual en algunas confiterías.
El humor es algo natural en esta provincia mediterránea. Sus habitantes son famosos por la manera de apodar a otras personas, a determinados personajes públicos y hasta se ríen de ellos mismos, siempre con una agudeza muy particular. Los monólogos de humor se presentan a diario y el Negro Álvarez, Chichilo Viale o Cacho Buenaventura son sus mayores exponentes.
Belgrano, Instituto, Talleres y Racing son los clubes de fútbol que ganan la preferencia de la mayoría, pero no nos pusimos de acuerdo en cuanto a cual reúne la mitad más uno de los cordobeses. Aquí, como en el resto del país, impera la pasión.
“Te lo vua’ decir... Lo que nos une a todos los cordobeses es el orgullo por nuestra tonada, que aunque diferente en los distintos valles provincianos, nos identifica ante el país y el mundo”, nos dijo nuestro simpático informante prolongando el sonido de la vocal y reemplazando la “o” por “u”.