La visita permite conocer la enseña patria que el pueblo jujeño custodia desde hace más de 200 años y que permanece intacta.
Frente a la plaza General Belgrano, cientos de turistas locales y extranjeros se dan paso para visitar uno de los sitios más emblemáticos de la provincia: el salón dorado o Salón de la Bandera.
Se trata de un recinto diseñado siguiendo un estilo barroco francés, donde se exhibe la bandera que el general Manuel Belgrano donó al pueblo jujeño tras su triunfo en la batalla de Salta. Constituye un claro agradecimiento por el esfuerzo y el sacrificio realizado por ellos durante el éxodo de 1812 y las guerras por la independencia y la libertad.
La Bandera Nacional de Nuestra Libertad Civil está confeccionada con tela de raso, presenta tres paños y un escudo pintado que fue aprobado por la Asamblea General Constituyente de 1813.
El salón fue construido en 1914 por Octavio Iturbe y fue habilitado más de 10 años después, en 1927, durante la gobernación de Benjamín Villafañe.
Belgrano entregó la bandera el 25 de Mayo de 1813, tras hacerla bendecir en la iglesia matriz por el canónigo Juan Ignacio de Gorriti. El pueblo jujeño fue el primero que juró su lealtad al paño sagrado.
Antes de la construcción del salón, la insignia patria permaneció en diferentes lugares de interés histórico de la provincia: el Cabildo, la iglesia central y la honorable Legislatura. Cabe resaltar que el propio creador de la bandera nacional designó la ciudad de Jujuy como “abanderada de la Patria”.
Si bien la bandera salió de la provincia norteña en algunas oportunidades, por razones de homenajes u otros, en 1920 se determinó que la enseña patria no podría ser trasladada nunca más de la ciudad de San Salvador de Jujuy.
Asimismo, en el Salón de la Bandera se puede observar un busto del general Manuel Belgrano, ubicado a la derecha del símbolo nacional que él mismo creó.
También se encuentra el escudo que el patriota mandó a pintar para que se colocara en la escuela creada con el dinero que le obsequió la Asamblea General Constituyente el 8 de marzo de 1813.
El óvalo representa al escudo nacional y fue hecho con madera. A su alrededor están escritas las palabras del profeta Isaías: “Venid que de gracia se os da el néctar agradable y el licor divino de la sabiduría”.