Una forma de recorrer los bosques, médanos y la playa de Pinamar es a bordo de camiones todo terreno. Durante la temporada, en Bunge y Libertador, decenas de turistas se dan cita para vivir esta singular experiencia.
Bienvenidos a bordo
En pleno centro de Pinamar, dos camiones Dodge M-601 esperan todas las mañanas y tardes a los cientos de curiosos que se acercan a preguntar de qué se trata la excursión.
Y las respuestas son siempre las mismas: “Es una excursión para toda la familia. La idea es conocer los bosques, los médanos y las extensas playas de la zona desde un camión. Y estos vehículos, diseñados y acondicionados para este tipo de paseos, permiten tener una visión diferente de lugares a los que, si no fuera por este medio, sería imposible llegar.”
Así, luego de las explicaciones pertinentes, de la charla previa de seguridad y a medida que cada visitante va ocupando su asiento, los dos camiones comienzan a andar y tocan simbólicamente sus bocinas en el centro de Pinamar anunciando el principio de una nueva travesía.
Y allí comienza el paseo, cuando el grupo de aventureros se dirige hacia algunos de los bosques de pinos y eucaliptos que rodean esta hermosa ciudad balnearia con infinitos secretos a escasos kilómetros de su centro comercial.
“La idea es hacer algo distinto a todo lo que se ha venido practicando en la costa en lo que hace a paseos y excursiones. Cuando a alguien le cuentan que se puede recorrer la costa en camión se imagina algo brusco, como pesado, violento. Sin embargo, el paseo es totalmente diferente, les gusta a todos” cuenta Julio Quagliarella que junto a su socio Rafael Wollman han sido los pioneros en este tipo de salidas alternativas por los médanos vecinos al mar.
Sandboard “a full”
Así, luego de transitar casi una hora de viaje dejando atrás bosques y caminos de arena blanda, se llega a los grandes médanos del norte de Pinamar, donde se encuentran los paradores exclusivos para los dueños de camionetas 4x4 o cuatriciclos. Estos balnearios se conocen como “La Frontera”, “El más…allá” y “El límite”, donde un grupo de aladeltistas despegan, vuelan y aterrizan en la orilla del mar, mientras un nutrido grupo de jóvenes espera su turno para bautizarse con el aire.
Los camiones, que siguen su rumbo, transportan en sus techos gran cantidad de tablas de sandboard de todos los colores y, apenas el motor del camión se detiene, se arma una fila improvisada de interesados que quieren ser los primeros en largarse desde los altos médanos.
Y éste es el momento del viaje que más esperan los chicos, ya que la posibilidad de hacer sandboard en la arena es algo que se vuelve real para todos. Incluso los más grandes, cuando ven lo fácil y divertida que es la actividad, comienzan a hacer la cola para subir y tirarse en desnivel.
Mientras algunos suben y bajan médanos en busca de las mejores olas de arena, hay quienes optan por tomar sol o zambullirse un rato en las desoladas aguas del mar.
Las opciones son para todos los gustos e incluyen travesías de todo el día hasta el faro de Punta Médanos, a escasos kilómetros de la localidad de Mar de Ajó o al famoso y recién restaurado faro Querandí, cercano a Villa Gesell
A medida que se emprende la vuelta, pueden observarse cientos de gaviotas y golondrinas en vuelo que se acercan y se alejan de la ruta de los camiones, al igual que liebres que se esconden o mimetizan en los médanos de manera perfecta, aun ante la presencia de miles de turistas que, sin saberlo, continúan sus rutinas de playa con total normalidad.
Pero hablar de rutas es en realidad un idealismo ya que, como dice Julio Quagliarella, aquí no andamos por ellas. “Nosotros subimos y bajamos médanos, nos introducimos y salimos de los bosques. No seguimos ningún camino pactado por el hombre” afirma orgulloso.
Y es verdad lo que cuenta. En Pinamar, con los camiones…se hace camino al andar.