A 360 kilómetros de Buenos Aires está uno de los balnearios más exclusivos de la costa atlántica argentina, caracterizado por sus playas con médanos, los bosques de pinares y las mansiones de los barrios residenciales. Se destacan las actividades a motor por sus médanos y las deportivas.
Ubicado a 360 kilómetros de Buenos Aires, a este balneario se puede llegar por la autovía 2 hasta la localidad de Dolores, desde allí empalmar la ruta provincial 63 hasta el cruce con la 11, continuar por la 56 y, finalmente, por la ruta provincial 74.
Pinamar es uno de los balnearios de la costa atlántica argentina más exclusivos para veranear. No sólo las playas, los médanos y los bosques de pinares conforman un paisaje singular, sino que la arquitectura de las distinguidas residencias también forma parte del atractivo de este lugar de vacaciones.
Su vida social nocturna, los deportes (especialmente el golf) y todas las actividades de verano son las que llaman la atención de grandes y chicos para disfrutar los días de ocio que proponen las vacaciones de verano.
La historia del balneario se remonta a la década de 1940, de la mano del arquitecto Jorge Bunge, quien firmó un convenio con la familia Guerrero para la forestación de los médanos en 1938 y, un par de años más tarde, creó la empresa Pinamar S.A. junto a un grupo de industriales, hombres de campo y profesionales para iniciar la urbanización del lugar.
Las primeras instalaciones fueron el Golf Club, el Tennis Ranch y el Centro Hípico. Hacia 1942 comenzó la urbanización con el trazado de la red vial, la edificación de casas del personal jerárquico de la empresa y del hotel Pinamar.
Una de las características urbanísticas de la localidad es el trazado de las calles en hemiciclos en algunos sectores. Las calles que corren en dirección hacia el mar llevan nombres de peces, mientras que las paralelas al mar y más hacia el norte, en la zona residencial, tienen nombres de árboles y pájaros.
Para recorrer la ciudad es conveniente empezar por la avenida Bunge, donde toma vida el centro comercial, plagado de locales comerciales, restaurantes y pubs.
Al llegar al cruce con la avenida Del Libertador, una de las arterias principales que corre paralela al mar, al doblar a la izquierda se atraviesa una de las principales áreas comerciales, una especie de shopping a cielo abierto. Es el epicentro de la vida nocturna de la ciudad, con abundante oferta de lugares para tomar un café, tragos y escuchar música.
Continuando por la avenida Del Libertador, llegamos a la iglesia Nuestra Señora de la Paz, una construcción de ladrillos con estructuras de cabriadas de madera a la vista, obra del arquitecto Jorge Bunge. Tiene una nave central y una torre lateral de campanario.
Esta ciudad combina algunas calles asfaltadas con otras de tierra y arena. Son calles tranquilas, aunque durante el verano reciben una innumerable cantidad de autos, vehículos 4x4, motos y cuatriciclos.
Continuando por la avenida Del Libertador hacia el norte, lentamente empiezan a aparecer las mansiones de los barrios más residenciales y coquetos, y entre las ondulaciones del terreno se descubre la cancha del Golf Link Pinamar, la primera establecida, con nueve hoyos y proyectada por Bunge y Koonz. Por detrás está la cancha grande, de 18 hoyos y par 72 diseñada por Emilio Serra. En verano se realizan competencias todos los días, por lo general auspiciadas por distintas empresas.
Doblando por la calle Alcino, se encuentra el Tennis Ranch, una de las primeras instituciones que se levantaron en la ciudad. Al final de esta avenida principal, transformada en calle de tierra y arena, se llega al sector conocido como La Frontera: la puerta de acceso a las playas más alejadas del centro y al sector de médanos.
Allí se concentra una gran cantidad de vehículos doble tracción, motos y cuatriciclos. Durante el mes de enero, puede verse una fila de hasta cinco y seis kilómetros de camionetas 4x4 estacionadas una al lado de la otra frente al mar.
Se puede volver a la zona del centro por la Avenida del Mar y recorrer la gran cantidad de paradores sobre la playa. Cada uno tiene un target diferente: están los más familiares, los que ofrecen actividades deportivas y los que están orientados hacia los jóvenes, donde ya desde la tarde se los puede ver en la playa con tragos en la mano y escuchando música electrónica.
Al llegar nuevamente a la avenida Bunge, observamos el Monumento a los Pioneros. Subiendo por la avenida Bunge, llegamos hasta la calle Marco Polo y doblamos a la izquierda.
Entramos en uno de los hemiciclos de la ciudad, donde las calles toman nombres mitológicos y donde se encuentran los primeros chalets que se construyeron en la ciudad. En dirección al mar, en la esquina con Del Odiseo, está el chalet La Marejada, la primera casa de Pinamar, construida por Parini en 1943.