En un rincón del río Chubut, el dique Florentino Ameghino quiebra la monotonía del paisaje de la estepa patagónica pintando una estampa serena y colorida.
Comenzamos la excursión al dique Florentino Ameghino por la mañana, alejándonos del mar y de la estepa para pasar un día al aire libre.
Para llegar al dique desde la ciudad de Trelew, tomamos la ruta nacional 25 y recorrimos 114 kilómetros hasta la localidad de Las Chapas. Una vez ahí, en el cruce de rutas, giramos hacia la izquierda y tomamos la ruta provincial 31 para los 12 kilómetros restantes.
Por otro lado, desde Comodoro Rivadavia existen dos alternativas. La primera es recorrer 370 kilómetros por la ruta nacional 3 hasta la ciudad de Trelew. La otra es viajar por la ruta nacional 3 recorriendo 238 kilómetros hasta la localidad de Uzcudún y de ahí tomar la ruta provincial 31; son 86 kilómetros de ripio hasta la Villa del Dique.
Los interesados pueden acercarse a una de las agencias que realizan la excursión al dique. En ese caso, de la ciudad de Trelew se toma la ruta 3 y luego de recorrer un tramo, la excursión se desvía para mostrar un bosque petrificado, descubierto recientemente. Después de descender del vehículo se da inicio a un pequeño trekking a través del campo. Al llegar al lugar, entre coirones, el visitante se encuentra con varios troncos convertidos en piedra, testigos de una Patagonia prehistórica que espera a ser descubierta.
Al llegar al dique observamos una quebrada rojiza repleta de sauces y casas edificadas en ambas márgenes del río Chubut. El Chubut circula encajonado entre farellones de un profundo color rojo a lo largo de varios kilómetros, formando finalmente un lago artificial de unas 7.000 hectáreas.
El dique fue inaugurado en el año 1963 y para su construcción se necesitaron 20 años desde el momento de la planificación, realizada por el Ing. Antonio Pronsato. Fue entonces que los primeros trabajadores del dique comenzaron a asentarse al pie de la incipiente construcción; es claro que la historia del dique y la de la villa que ahora lleva su nombre no pueden contarse de forma separada.
Hoy tiene 255 metros de largo y su construcción evita las inundaciones del interior del valle del río Chubut, almacena agua en invierno y primavera para abastecer la red de canales de riego de los cultivos durante el verano y proporciona energía eléctrica al Sistema Interconectado Patagónico.
Siguiendo el curso del río, dejando la villa atrás, visitamos las minas de caolín, un mineral de color rosa usado para la fabricación de cerámicos.
Con respecto a la fauna, en la zona se puede ver grupos de guanacos, choiques, zorros grises y maras. Entre las aves se puede observar el jote, el aguilucho común, el halcón peregrino, el gavilán ceniciento y el lechuzón, entre otras especies. Entre la fauna ictícola que habita el dique podemos nombrar la perca, el pejerrey patagónico, el bagre, la trucha marrón y la trucha arco iris, las dos últimas de gran valor deportivo.
Al mediodía, tuvimos la posibilidad de almorzar en uno de los comedores de la villa, donde nunca faltan las deliciosas empanadas al son de alguna guitarra. Después de la sobremesa, traspasando largos túneles abiertos en la roca, alcanzamos la cima de la pared de hormigón, donde las vistas panorámicas del embalse y la villa invitan a ser inmortalizadas, tanto con una cámara de fotos como por la frondosa memoria.