Creado a fin de valorar y preservar la vida del ramal ferro-industrial que funcionó en épocas del fuerte trabajo minero, hoy es parte de la leyenda de la ciudad.
El Museo Ferroviario Roberto Galián funciona en el antiguo complejo ferro-portuario de la empresa Yacimientos Carboníferos Fiscales y el recorrido de las salas es guiado por antiguos empleados de la empresa.
Ingresamos al museo y encontramos paneles con fotografías de momentos de la vida laboral y elementos que la empresa utilizaba para realizar sus tareas. Observamos herramientas, llaves y planos que fueron utilizados a diario y que muestran las costumbres y tradiciones de ferroviarios y mineros.
De alguna manera nos permitió entender y hasta realizar un viaje con la imaginación por ese ramal que tantas veces fue surcado por las viejas locomotoras a vapor. Las características de cada uno de los elementos mostrados están muy claramente indicados y se vislumbran los cambios que se sucedieron hasta que la empresa pasó a manos privadas.
Notamos un gran orgullo por parte de nuestro guía por el tan apreciado material que fue reunido por quienes de una forma u otra formaron parte de un pasado de grandeza para la región. Nos contó que fueron cinco jubilados ferroviarios quienes se propusieron armar ese museo para que todo lo reunido y vivido no se perdiera o pasara al olvido. Así, en diciembre de 2004 abrieron las puertas de este espacio donde se preserva el patrimonio histórico del ferrocarril que unía Río Gallegos con Río Turbio.
Salimos entonces al “patio de maniobras”, donde conocimos la historia de las máquinas a vapor que fueron utilizadas en el pasado y que no existen en otro lugar.
Algunas de ellas fueron construidas expresamente para ese ramal, con características propias. Nos acercamos a la locomotora José Meliton, a vapor, que aún funciona gracias a un exhaustivo trabajo de restauración que permitió volver a ponerla en marcha en el año 2000.
Nuestro guía nos hizo un pormenorizado relato de cómo se realizó ese trabajo con el esfuerzo de ex empleados de Yacimiento Carboníferos Fiscales. Las máquinas son casi cuatro veces más anchas que la rocha y llegan a 2.500 mm. Su largo es de 18 metros, al que se suma el ténder o carbonera, de otros 8 metros. Casi todos los vagones eran de carga con capacidad para 17 toneladas y fueron construidos por Ferrodinie de Avellaneda (Provincia de Buenos Aires).
Nos despedimos agradeciendo la amabilidad con que fuimos atendidos por los integrantes de la Asociación Amigos del Tren de Río Gallegos. Su entusiasmo pasó a ser el nuestro al darnos cuenta de que esa riqueza le dio vida durante mucho tiempo a la ciudad.