La harina para elaborar el pan y la leña para el fuego se importaban de Magallanes, República de Chile.
Además, se utilizaba mata negra de la zona para mantener encendido el horno y Don Francisco se encargaba de todo el proceso de elaboración del pan, que en un principio era repartido a caballo y en maletas y después en un carro.
Dos de sus hijos mayores, cuyos nombres eran Domingo y Lunes, hacian las veces de encargados del reparto.
La Panadería cerró sus puertas a comienzos de la década del ’20 y Don Francisco falleció en 1947, dejando en tierra santacruceña a sus 11 hijos.