El poema dice: "ve aquella cruz del cerro y, en la cruz, los fulgores, del sol que se levanta para besar las flores de la ciudad que encanta". Así el poeta Emilio Viñals describió las vistas de Salta que regala el cerro San Bernardo.
Después de recorrer la histórica Salta, al caer la tarde nos hicimos una escapada hasta el teleférico del cerro San Bernardo. Situada su base en el Parque San Martín, este complejo fue construido entre el año 1987 y 1988 sobre el cerro que, por su posición estratégica, vigila todo el casco urbano de Salta y parte del Valle de Lerma.
Si bien al San Bernardo se puede subir por ruta o caminando, nosotros elegimos ascender lentamente en una de las cabinas que nos conducían a la cumbre. Atrás, dejábamos el bullicio de las calles y empezábamos a contemplar a la “ciudad de estirpe hispana cercada de colinas”, como lo expresara el poeta Emilio Viñals.
En la cima, la arquitectura armoniza con el paisaje y la exuberante vegetación. Las terrazas y balcones del complejo construidas con las piedras del cerro regalan maravillosas panorámicas. A lo lejos, se observan los caminos a Cafayate y a Campo Quijano, el estadio mundialista y las afueras de la ciudad. Las cúpulas recortadas de las iglesias de La Merced, San Francisco y San Alfonso, además de la Catedral, se distinguen fácilmente del caserío, al igual que el Cabildo y el resto de los edificios que rodean a la plaza 9 de julio.
Más allá, distinguí la Villa San Lorenzo y el camino a Vaqueros y La Caldera y, un poco más cerca, el Monumento a la batalla de Salta, más conocido entre los salteños como 20 de febrero, por ser la fecha en que se conmemora la victoria del Gral. Belgrano en 1813.
Detrás de los miradores, el murmullo incesante de la cascada artificial recorre todo el paseo que invita a relajarse y mirar el paisaje, conocer Salta la linda desde otra perspectiva.
Fiel a su tradición religiosa, en el cerro San Bernardo también se construyeron 14 estaciones del Vía Crucis, recorrido que realizan los peregrinos todos los primeros domingos de mayo, en el día de la Cruz. Este símbolo de la fe católica fue colocado en el cerro en 1901 y dos años más tarde, se emplazó un Cristo redentor.
Mientras paseábamos y nos sorprendíamos con nuevos paisajes lejanos, los salteños buscaban los rincones con sombra y preparaban el mate en este lugar que ya se ha convertido en una habitual salida familiar.
Con un anfiteatro donde se realizan distintos eventos, un área para entrenamiento deportivo y una confitería, el complejo del cerro San Bernardo brinda en su cumbre distintas propuestas para descubrir la capital salteña desde sus paisajes y su rico acervo cultural.