Visitamos el Bosque Petrificado Sarmiento, un paisaje desolador y deslumbrante en el que la soledad de la estepa árida dificulta imaginar un jardín verde y lleno de vida. Miramos sin entender demasiado la gran cantidad de troncos de grandes dimensiones diseminados por el suelo.
Para comprender el proceso de cómo la materia orgánica se transmuta de madera a roca, nos acercamos a los guardaparques de esta reserva natural. Nuestra primera pregunta fue: “¿Por qué quedaron en ese estado?”. “Esas maderas, que un día fueron saludables coníferas y palmeras, sufrieron los efectos de erupciones volcánicas y asentamiento de cenizas”, fue el inicio de la conversación.
Supimos entonces que al elevarse la cordillera de los Andes en la era Terciaria, impidió el paso del aire húmedo que desde el océano Pacífico llegaba hasta el Atlántico. Al mismo tiempo, al producirse procesos volcánicos el área sufrió el esparcimiento de cenizas y la absorción, impregnación, sustitución y mutación molecular, sin perder la apariencia externa.
Los científicos aseguran que el clima en ese período era templado y cálido tropical, con un grado de humedad alto. La reconstrucción se realizó a partir de pequeños granos de polen que ofrecieron información sobre el tipo de vegetación imperante.