Hoy, lejos de esos tiempos, la actividad ha sido reciclada para ofrecer su variante deportiva a quienes buscan una sensación inigualable: cruzar quebradas, cañones, ríos de una orilla a otra, simplemente pendiendo de una cuerda.
Deportivamente, la idea introducida desde hace un tiempo es crear un recorrido uniendo distintos puntos, en su mayoría árboles, para ofrecer al visitante la posibilidad de ir de un sitio al otro solamente por el aire.
Lo difícil es tomar la decisión de lanzarse cuerda abajo, pero las medidas de seguridad y protección (siempre se debe usar casco) son tenidas en cuenta y respetadas en casi todos los centros de
canopy.
El canopy en la Sierra
En Sierra de la Ventana, la actividad pegó fuerte y eso se nota en el boca a boca, sobre todo cuando lo cuentan los más jóvenes. La invitación a “probar” en Vertientes Aventura resultaba ideal. Se trata de una estancia abierta a distintas actividades recreativas donde extensos valles atravesados por pequeños cursos de agua y cordones serranos servirían de marco para “volar”. El recurso estaba allí esperando desde hace años. Una frondosa arboleda enmarcada por el cordón Esmeralda y las sierras de la Ventana había sido perfectamente preparada para ser parte del recorrido.
En la punta de estos gigantes árboles, se pueden ver las plataformas construidas por el hombre a las que se accede subiendo a través de escaleras rústicas o de largas cuerdas que sirven para llegar a lo más alto. Una vez allí, el guía es quien se encarga de contar y suministrar al debutante todos los conocimientos y medidas de seguridad existentes para hacer seguro el paseo. Para ello, se utilizan arneses, cintas de seguridad, mosquetones, cascos y distintas poleas.
Lo importante es no tener miedo sino, por el contrario, tener en cuenta todas las medidas de seguridad y aprovecharlas al máximo. Así, llega el momento en que hay que tomar coraje y lanzarse al vacío. De un árbol al otro, hasta completar todo el recorrido.
Tirolesa en mano, ahora la decisión la toma el participante, mientras quien oficia de guía ha dado ya el guiño de ojo necesario para indicar que todo está OK. “Dale ahora” es quizá la frase que uno no quiere escuchar. Y ahí, solos en la punta de la plataforma, con el vacío delante, no existen más impedimentos que vencer el miedo y comenzar a volar.
Un placer inigualable para los amantes del vértigo y la velocidad.