La antigua casona alpina donde se ubica la fábrica cuenta con un salón amplio, grandes mesas, platos, cuadros, jarros, "chops" y adornos con reminiscencias alemanas, además de los toneles que forman parte de la tecnología cervecera del lugar.
En nuestra visita a
Villa General Belgrano descubrimos por qué hablar de
Viejo Munich es sinónimo de buena cerveza. Recorrimos las instalaciones de la fábrica más famosa de la pintoresca aldea alpina y probamos el auténtico chop de cerveza que se elabora en el lugar. "La cerveza que aquí se elabora es 100% artesanal. Cumple con el "Edicto de pureza" promulgado por el duque Guillermo IV de Alemania en el año 1516" aseguró Diego Assadourian, propietario de la fábrica y restaurante Viejo Munich, cuando lo entrevistamos. Dicho edicto sostiene que una cerveza es genuina si es elaborada únicamente con lúpulo, cebada, levadura y agua.
Luego de una pequeña charla introductoria con el dueño, fuimos invitados a conocer el proceso de elaboración de la cerveza más famosa de Villa General Belgrano. El lugar que estábamos visitando es el sitio de encuentro por excelencia de los inmigrantes alemanes de la región y, sobre todo, de los ya famosos marineros del acorazado Graff Spee.
Los pasos
Primero se maltea la cebada, humedeciendo el grano a una determinada temperatura. Ante la aparición de la germinación, se lo seca logrando así la solubilización del almidón a la vez que también se procede a su tostado, añadiéndole ese aroma y color característico.
Una vez obtenida la malta, se procede a su molienda y posterior encuentro con el agua. Este proceso, que mezcla el agua y la malta molida revolviéndola permanentemente a la vez que es sometida a determinadas temperaturas, se llama maceración.
Luego de este paso, se filtra la mezcla para obtener un líquido rico en azúcares y almidones, el cual es llevado a una cocción de dos horas, donde se le agrega el lúpulo. De esta manera, se obtiene lo que se conoce como mosto.
Luego, se procede a su enfriamiento, y se deja que comiencen a activarse las levaduras, que se encargan de procesar los azúcares transformándolos en alcohol y gas carbónico, mediante un proceso llamado fermentación y que dura entre 15 y 20 días.
Finalmente, se llega al filtrado de la cerveza y, posteriormente, al almacenamiento de la cerveza, ya sea en barriles o en botellas, en el caso de estas últimas, se deberá realizar un pasteurizado de la cerveza para lograr una conservación natural de hasta 6 meses. Si la cerveza es almacenada en barriles, mantendrá viva su levadura y se podrá disfrutar en cualquier momento.
“Para elaborar una cerveza de tipo negra o roja, se debe realizar una selección especial de distintas maltas. Como resultado final de este delicado proceso surge una cerveza tipo “Lager”, sin pasteurizar, cuya espuma se produce por fermentación natural” culminó Diego Assadourian en el otro extremo de la fábrica, mientras servía un auténtico y verdadero “chop” como el que se brinda en el Viejo Munich.
La fábrica posee una capacidad de producción de 500 litros por partida y alcanza a producir unos 3500 litros al mes. La fábrica de cerveza el Viejo Munich se especializa en lograr un producto de calidad, llamado “Extra”, ya que el extracto de mosto original supera el 13,5 % de alcohol.
Luego de la magistral explicación, nos dispusimos a saborear la cerveza artesanal acompañándola con una tabla de fiambres alemanes, leber-wurst (paté de hígado), pepinos, queso, aceitunas y pickles. Una muy buena manera de culminar el día.
En Villa General Belgrano, hablar de Viejo Munich es sinónimo de buena cerveza.