Un clásico de Bariloche, cerveza Blest

Cierta intriga nos lleva a investigar acerca de la tarea de fabricar cerveza "tirada".

Un viejo camioncito pintado ubicado en el jardín llamó nuestra atención y nos acercamos para tomarle algunas fotos. Modelo 1929, según su chapa patente. Sobre él, algunos barriles utilizados seguramente para el reparto. La intriga crecía.


Parece una cervecería

Mientras dábamos vueltas a su alrededor, un muchacho nos observó y nos invitó a ingresar a lo que era una cervecería. Allí entramos, con las ganas de conocerla y de aprender sobre el proceso de elaboración.

La puerta de ingreso y los ventanales lucían plantas de lúpulo, trepadoras, colgantes, y tuvimos que agacharnos para pasar por debajo de ellas. Algunos viejos recipientes de cobre adornan el local.

  • Un viejo camioncito pintado, modelo 1929

    Un viejo camioncito pintado, modelo 1929

  • Cerveza

    Cerveza "tirada"

  • Un lugar ameno

    Un lugar ameno

  • Atención a los detalles

    Atención a los detalles

Oscar, quien oficiaría de anfitrión, se presentó como técnico y nos propuso comenzar un aprendizaje de toda la técnica de fabricación e ingredientes que lleva una cerveza genuina. El recorrido comenzaba.


Atención a los detalles

A primera vista, se observa un local muy amplio, con grandes ventanales y de un aspecto europeo más que evidente. Oscar nos acompañó hasta un sector cercano al mostrador, en el que grandes barriles metálicos se destacaban por su inmensidad y limpieza.

Nuestra primera consulta fue acerca de la diferencia entre este proceso artesanal y el de las cervezas industrializadas. “Estas últimas usan aditivos para mantenerlas en el tiempo y para abaratar costos de comercialización”, respondió Oscar.

“La materia prima está compuesta por lúpulo, cebada, levaduras y agua de montaña. La diferencia entre cervezas blancas y negras está en el uso de la cebada blanca tal cual se recibe o si se la tuesta. El tostado puede ser de distinta intensidad para lograr los diferentes tipos de cervezas negras. El lúpulo proviene de la localidad de El Bolsón y es el elemento que le dará el clásico sabor amargo y el aroma”, continúo la clase. Mientras, todos escuchábamos prestando atención a unas grandes ollas que ganaban la vista de los visitantes.

“El cocimiento de la cebada molida se realiza con agua de montaña a temperaturas previamente estudiadas. Luego se ventea a otro tanque, que tiene varios filtros, con lo cual se logra el mosto rico en azúcares similar al del proceso de elaboración del vino”, continuó entusiasmado Oscar.


Algo más para conocer

Siguieron consultas de nuestra parte en cuanto al levado, tiempos de maduración y almacenamiento. Las respuestas fueron sumamente interesantes; luego surgieron las invitaciones para degustar algunos de los tipos de cerveza que allí se producen.

Al sentarnos, notamos algo que no habíamos observado hasta ese momento: paredes totalmente cubiertas con escritos, lo cual nos habla de un clima de calidez y encanto del cual los visitantes también participan. Sus impresiones, chistes, comentarios e incluso dibujos forman parte del mobiliario del lugar. Algo muy divertido mientras se saborea una de las mejores cervezas de la Patagonia argentina.

Autor Mónica Pons Fotografo Jorge González

Tipo de tourTipo de tour: Turismo contemplativo y gastronómico
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