Pareciera que siempre hay algo más que se puede hacer desde el refugio Neumeyer. Habíamos ido a este refugio que se encuentra a casi 20 kilómetros de Bariloche para conocer y explorar una zona prácticamente virgen de la Patagonia. El refugio forma parte, dentro del Valle del Chalhuaco, del parque nacional Nahuel Huapi.
Decidimos tomar los servicios de un guía que nos fuera llevando por el recorrido y aportando información sobre lo que estábamos viendo. Tomamos uno de los senderos señalizados con paneles de colores, a la derecha del refugio. El plan era realizar un recorrido de aproximadamente una hora hasta la Laguna Verde y, un poco más allá, al mirador Pedregoso, desde donde se tiene, nos dijeron, una gran vista de toda la zona.
Al principio nos encontramos con cuesta más pronunciadas, pero no quisimos esforzarnos demasiado tan al comienzo. Con paso tranquilo y parejo avanzamos sin problema. El camino atravesaba zonas muy pobladas por diferentes especies vegetales, como las lengas.
Podíamos ver que desde las ramas de los árboles colgaba lo que el guía explicó que en la zona se llama Barba del Diablo, un tipo de liquen que solo puede subsistir en zonas donde el oxígeno es abundante, sin ningún rastro de contaminación. También pudimos ver los rastros que a su paso van dejando los pájaros carpinteros. Para atrapar los gusanos que son su alimento, estas aves deben perforar la corteza de los árboles.
Después de avanzar un poco, notamos que el bosque iba volviéndose menos denso y tras atravesar un mallín llegamos a la Laguna Verde. Esta hermosa laguna se encuentra casi al final de la caminata.
Sabíamos desde antes de salir que es muy importante no perturbar las aguas de la laguna. No está permitido bañarse. En este hábitat vive la llamada rana del Chalhuaco, una especie que fue descubierta en 1973 y solamente vive en este valle. Estos animales son muy vulnerables y por eso se los debe respetar.
Paramos un poco al costado del agua y después de descansar retomamos el camino. Más adelante se encontraba el mirador Pedregoso. Llegamos rápidamente.
La vista que se tiene desde allí es impresionante. Alcanzamos a ver el lago Nahuel Huapi, la ciudad de Bariloche y mucho más allá. Vale la pena acercarse hasta el lugar.
Después de disfrutar un poco del espectáculo y de intentar capturarlo en fotografías, dimos la vuelta y emprendimos el camino de vuelta al refugio. Sabíamos que nos esperaban una rica comida y muchas más cosas para conocer.