
Su principal seña particular es su color cristalino amarillo brillante, con algunos reflejos verdes y/o transparentes cuando se lo acerca a la luz. Su aroma siempre rememora al jazmín y frutos de notable frescura. Se lo cultiva en el Noroeste argentino, a altitudes superiores a los 1200 metros sobre el nivel del mar, donde se logran vinos frescos que suelen ser secos y aromáticos, y que también pueden servirse acompañando los postres, en sus versiones tardías.

Racimo: semicompacto
Uva: mediana-pequeña- De piel fuerte. Color amarillo claro.
Maduración: de temprana a media, y larga para el caso de los cosecha tardía.
¿Conocés el Chardonnay?
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