Quienes recorran el norte argentino pueden encontrarse con ciudades, parajes y poblados que poseen la misma belleza que esta banda luminosa que atraviesa el cielo y fascina a todos.
Maimará y La Paleta del Pintor
Si nos imaginamos que el Creador pintó el mundo, el lugar exacto dónde juntó y mezcló los colores fue un pequeño paraje de la provincia de Jujuy llamado Maimará, que significa "estrella que cae" en la lengua de los pueblos que habitaron la Quebrada de Huamahuaca.
Si bien las noches aquí son perfectas y únicas, estos habitantes sabían que el mayor tesoro a cuidar era la policromía de sus cerros inconfundibles, la Paleta del Pintor.
Purmamarca y el Cerro de los 7 Colores
Si al salir el arco iris pueden contarse "más de siete colores", algo similar ocurre en la también jujeña Purmamarca. Aquí cualquiera que entra a la ciudad y hace la típica pregunta "¿dónde está el cerro?", queda perplejo cuando observa como los colores se han impregnado en la piedra.
Y basta con pasar un par de horas admirando la mole para darnos cuenta que la luz muestra más colores que los que le dan nombre al famoso Cerro de los 7 Colores.
Humahuaca y la Serranía del Hornocal
Más colores aún guarda el Noroeste argentino. Si fue en Maimará donde Dios reunió los colores, sin duda fue en las Serranias del Hornocal donde tuvo un traspié y se le cayó el tacho. Obviamente, de manera divina.
Basta con mirar estas sierras para darnos cuenta que los "degradé" pueden ser infinitos. Ubicadas cerca de la ciudad de Humahuaca y dentro de la Quebrada de igual nombre, este atractivo turístico es uno de los más visitados por quienes recorren el norte de la Argentina.
¿Qué esperás para conocer estas maravillas?