Desde sus alturas, que apenas superan los 3 mil metros pero que parecen mucho más, el Cerro Fitz Roy (como lo bautizaron los europeos) o "Chaltén" (que significa montañana que humea, y fue como lo llamaron los pueblos originarios) despliega pasión en cada una de sus laderas y por supuesto, en su cumbre siempre nevada.
Una nube que parece humo hizo creer que esta montaña era un volcán, pero los estudiosos del tema y sobre todo quienes la escalaron hasta hacer cumbre refutaron esa vieja hipótesis.
Bajo este atractivo único en el mundo se encuentra hoy el pueblo de El Chaltén, que convoca a multitudes cuando comienza la primavera y el calor empieza a derretir la nieve y a hacer mucho más placentero el lugar.
Cuando esto sucede, turistas de todo el mundo se acercan para disfrutarlo y caminar por algunos de sus senderos, que parten desde el mismo pueblo y son aptos para todo público, de acuerdo a los distintos grados de dificultad.
Además de disfrutar de estos senderos y comenzar el ascenso al Fitz Roy hasta llegar a los campamentos base, este pequeño pueblo guarda algunos tesoros en sus alrededores que se conocen con apenas salir de él un par de minutos.
Por eso, es imposible no hacer la excursión para conocer el Lago del Desierto. Su historia forma parte de la historia nacional, y a partir de ella es posible entender como argentinos llegados de partes distintas del país se acercaron a este lugar de la Patagonia para iniciar una nueva vida.
A metros del Lago del Desierto, un sendero avisa que estamos en el camino correcto para llegar al glaciar Huemul, que es para muchos el paseo más hermoso que guarda la ciudad de El Chaltén.
Con un bosque único que por momentos parece encantado (dicen que allí se filmó parte de la saga "El Señor de los Anillos") este sendero de trekking es perfecto, y su final majestuoso. Por ejemplos como éste, el nombre de Capital Nacional del Trekking esta más que bien merecido para este pueblito cordillerano, casi en el fin del mundo.