Es imposible no realizar la excursión para conocer el Lago del Desierto desde la ciudad de El Chaltén. Famoso por su historia, este lago tiene mucho para mostrar a quien desee conocerlo.
Desde la ciudad de El Chaltén, tomamos nuestro vehículo y llegamos hasta el final del pueblo, donde nace el camino que comienza a bordear el Río de las Vueltas, hasta que luego de 37 kilómetros nos acerca al famoso lago, lugar histórico que fue sin dudas el origen también de este pequeño pueblo.
En el año 1965, durante un reconocimiento de rutina, un grupo de gendarmes argentinos encontró un asentamiento clandestino de carabineros chilenos a pocos kilómetros del lago, lo que motivó una disputa entre los dos países. Fue un episodio más en el conflicto entre países hermanos, que llevó en su momento a la creación de El Chaltén.
Además de historia, el lago posee una gran variedad de atractivos turísticos para conocerlo, donde prevalece su naturaleza que se puede contemplar a través de una navegación en catamarán.
Desde el embarcadero partimos y comenzamos a conocer las distintas orillas que tiene el lago, mientras navegábamos los 45 minutos que nos separaban del destacamento de Gendarmería Nacional.
Un pequeño muelle nos recibió, junto a una decena de gendarmes que se encontraban realizando sus tareas habituales y a quienes tuvimos el gusto de saludar antes de emprender un mini trekking hasta la cumbre de un pequeño cerro que mostraba desde su altura la belleza del lago y la silueta del Fitz Roy.
Ya de vuelta al embarcadero donde comenzamos la excursión, saludamos a los ocasionales compañeros de esta aventura y emprendimos la marcha hacia un cartel que señalaba la existencia de un pequeño glaciar a no más de una hora de caminata.
Así emprendimos la subida hacia el glaciar Huemul, al que se llega luego de caminar casi una hora. Es un ascenso realmente distinto a todo lo conocido; se trata de un bosque con características excepcionales que por momentos nos hace sentir dentro de la película El señor de los anillos.
El glaciar Huemul es hermoso por donde se lo mire y su belleza no sólo radica en sus hielos o nieves eternas, sino también en sus alrededores que logran que quienes llegan capten en imágenes parte de su belleza.
Una laguna de color esmeralda oficia de base. Los días sin viento espeja la silueta de varios picos nevados que parecen descansar en sus aguas mansas.
Luego de varios merecidos minutos de descanso, comenzamos a emprender la vuelta y retomamos el mismo sendero que nos condujo hasta allí. El sendero, que se encuentra perfectamente señalizado, es empinado y requiere una ardua caminata, pero no es difícil si se lo camina a conciencia y en forma regular.
A la la vuelta tuvimos tiempo para intentar pescar alguna trucha en el Río de las Vueltas. Las veíamos, pero lamentablemente no tomaban nuestras moscas, por lo que luego de intentar varias veces decidimos abandonar.
El Lago del Desierto y todo lo que lo rodea es realmente espectacular. Una visita que no puede faltar si estamos conociendo El Chaltén y que logrará hacernos querer este lugar tan argentino.
Volviendo hacia El Chalten y siguiendo el camino que serpentea el río de las Vueltas, se llega a un cartel indicador que avisa la presencia de un lugar memorable: la cascada Chorrillo del Salto.
Esta pequeña obra de arte de la naturaleza deja perplejo a quienes se animan a estacionar y caminar los cortos quince minutos que tardamos en llegar hasta esta pequeña catarata o salto de agua.
El río se encajona a tal punto que una importante pendiente hace que sus aguas caigan al vacío (de ahí el mote de "salto") y se precipiten hacia un gran pozón de agua fresca y limpia dando forma a una pequeña laguna de aguas verdes, en las que se puede ver algunas truchas arcoiris comiendo insectos.
Un lugar ideal, a escasos kilómetros de El Chaltén, como para dar por terminada esta atractiva excursión hacia el famoso lago del Desierto.