El sueño del vino

La región de los valles de Famatina, ubicada al oeste de la provincia de La Rioja entre el macizo del Velazco y el nevado del Famatina, es una zona ideal para la producción de excelentes cepas y muy buenos vinos.

La altura, la luminosidad, el clima seco y el suelo hacen que este terruño tenga las condiciones óptimas para el cultivo de la vid. No por casualidad, desde el año 1940 la Cooperativa Vitivinifrutícola de La Rioja Ltda. – más conocida como La Riojana – viene produciendo vinos de primera calidad y con reconocimiento internacional.

Ubicada en Chilecito, a pocas cuadras de la plaza principal, la reconocida bodega ofrece la oportunidad de conocer sus instalaciones, su historia colmada de esfuerzo y cooperativismo, y también, como es de esperarse, de degustar sus productos destacados.

Al ingresar en la bodega, fuimos recibidos por un guía de la compañía, quien se encargó de señalarnos los aspectos más importantes del sitio que estábamos visitando.
“La Riojana despliega su actividad vitivinícola desde el año 1940, regida por los principios de la doctrina cooperativa”, explica nuestro guía y amplía: “A 67 años de su fundación, ya cuenta con más de 500 asociados, que representan el 80 % de los productores de la provincia.”

Cabe destacar que a esta bodega llegan más de cincuenta millones de kilogramos de uvas (producidas en sus 4.120 hectáreas) destinadas a elaborar unos cuarenta millones de litros de vinos de primera calidad mediante la utilización de técnicas tradicionales acompañadas por las más avanzadas tecnologías.
Recorrimos las instalaciones y observamos grandes toneles de acero inoxidable, piletones de hormigón y barricas de roble mientras que el guía nos explicaba los procesos de elaboración del vino. El aroma de las uvas se apodera del ambiente y nuestros sentidos del olfato, vista y gusto comienzan a despertarse.

En este punto, el anfitrión nos revela que el paso más trascendente para la región ocurrió con la siembra de la uva blanca. “A partir de la variedad Torrontés, se genera una mutación genética espontánea, merced a la cual se origina un nuevo varietal único y diferente a los demás. Esto dio origen a una especie que hoy es conocida como Torrontés Riojano, que brinda vinos blancos de sabor, fragancia y color inigualables.”

Mientras continuábamos con la visita, supimos que en la bodega La Riojana se elaboran variedades blancas con uvas como el Torrontés Riojano –obviamente–, Chardonnay, Pinot Grigio, French Colombard y Sauvignon Blanc. Los vinos tintos son creados con cepas de Cabernet Sauvignon, Bonada, Merlot Barbera, Malbec, Syrah, Tempranillo y Pinot Noir.

El sistema de conducción más utilizado para estas uvas es el parral, seguido por el Majuelo Riojano, creado ante la necesidad de mejorar el uso del agua. Pero lo más importante es que las características de los valles de Famatina, donde se encuentran estas cepas, permiten realizar los cultivos sin utilizar productos fitosanitarios.

Tanta conversación nos dio sed. Fuimos invitados al salón de venta y degustación para corroborar que todo lo que el guía nos había dicho era verdad. Aprovechamos la ocasión para realizar diferentes ejercicios de catación indicados por el guía, para de este modo obtener el máximo de las virtudes de los vinos que allí probamos.

Entre los productos del mercado nacional, queremos destacar el Torrontés Riojano de Santa Florentina, el Malbec-Syrah de Santa Florentina y, por último, el vino cosecha tardía de Santa Florentina llamado “Tardío Otoñal”. Todos, un verdadero elixir para el paladar que recomendamos degustar en su paso por la bodega La Riojana de Chilecito.