Un viaje espiritual

El departamento de Chilecito es una tierra rica en historias y tradiciones, y se encuentra fuertemente marcado por la fe religiosa.

Las localidades que lo conforman cuentan con importantes santuarios del culto católico que se caracterizan por su sobriedad arquitectónica y por las fiestas que se realizan en torno al santo del lugar. Estas características han sido ideales para el desarrollo de un fuerte turismo religioso en la región.

A continuación le proponemos de manera ordenada visitar los templos más significativos de los alrededores de Chilecito que, sin duda, revivirán la mística y la fe de quienes los visiten.

Son en total 32 las iglesias y capillas que se enclavan en la región. Datan de los siglos XVII al XX y conservan sus naves y entradas originales.

En esta oportunidad solo recorrimos las iglesias que fueron declaradas Monumento Histórico Nacional por poseer una destacada arquitectura sacra-colonial.

El viaje comienza en la capilla de San Nicolás, ubicada a 5 kilómetros de Chilecito sobre el antiguo trazado de la ruta 40. Data del siglo XVII. Hermosa y a la vez sencilla, cuenta en su patrimonio con una joya de arte barroco colonial que es su altar mayor.
Luego hay que dirigirse a Los Sarmientos para visitar la capilla de Santa Clara. De estructura simple y piso de ladrillo, posee una interesante mampostería de algarrobo tallado. Entre sus imágenes, que datan del siglo XVIII, sobresale la imagen de Santa Clara, tallada en madera; se destaca su corona de plata laminada y su natural cabellera rubia. Su festividad es el 12 de agosto de cada año y se realiza con gran afluencia de fieles.

Seguimos a la localidad de Malligasta. Allí visitamos la iglesia de la Inmaculada Concepción. Ubicada frente a la plaza, el entorno verde y la dispersa edificación colonial le confieren un carácter de típico tinte regional. La sobriedad de su arquitectura le imprime cierta fuerza y belleza al mismo tiempo. En ella, cada 31 de diciembre se realiza la celebración del Tinkunaco – que es el encuentro del Niño Alcalde con la imagen de San Nicolás de Bari.

Los caminos de la fe nos condujeron a La Puntilla, donde se encuentra la iglesia de La Merced. Cuenta en una pequeña torre lateral con una antigua campana, una puerta de madera y una cruz misionera sobre su atrio. En su interior sobresale una pintura del artista Bartolomé Esteban Murillo. Las imágenes de la Virgen del Carmen y la Virgen de La Merced datan del siglo XVIII.
A continuación visitamos la localidad de Anguinán, donde se rinde culto a Santa Rosa. De arquitectura colonial, esta iglesia fue construida por Bartolomé de Gordillo en 1784. Después de una restauración, luce como uno de los mejores exponentes de su tipo. La fiesta patronal se celebra cada 30 de agosto.

Luego nos dirigimos hasta Nonogasta para contemplar la iglesia de San Vicente Ferrer. Está ubicada en el extremo de una extensa plaza rectangular que permite obtener una imponente perspectiva del templo. Construida por la familia Dávila entre 1810 y 1820, aún conserva características coloniales en su estilo general y en el grueso de sus muros de adobe.
En la localidad de Vichigasta encontramos la iglesia que rinde culto a San Buenaventura; proveniente del Alto Perú, es venerado cada 14 de julio. Este templo es considerado el más antiguo del departamento, ya que data del año 1600. Llaman la atención las grandes dimensiones de la construcción. Conserva su estructura original, aunque sufrió algunas pequeñas modificaciones en su frente y torre a principios del siglo XX.

Finalmente, llegamos a la localidad de Sañogasta. Para ese entonces nos encontrábamos envueltos en un clima místico, colmado de fe y paz. En esta iglesia se rinde culto a San Sebastián. Las campanas originales, fundidas con los mejores metales del cerro Famatina, lucen en un vistoso arco de piedra. La familia Bruzuela y Doria es la encargada de conservar la imagen original de San Sebastián, una valiosísima talla del siglo XVI. Las fiestas patronales y de la Virgen de La Candelaria de Copacabana se festejan los días 2 y 3 de febrero.

De esta manera culmina nuestro viaje espiritual y arquitectónico por el departamento de Chilecito. Paredes de adobe, imágenes antiquísimas e historias que han perdurado en el tiempo son algunas de las cosas que nos llevamos de este recorrido por los distintos distritos.