Dunamar es un nuevo barrio residencial que se separa de Claromecó simplemente por un arroyo. Muy pronto fue ganando notoriedad por su variada vegetación, sus hermosas construcciones y la belleza de sus parques.
Basta con cruzar el arroyo para encontrarse con un lugar distinto, que lentamente comienza a tener sus códigos propios, hermanados con la naturaleza y la lentitud con la que corre el tiempo.
Por razones político-administrativas, Dunamar no constituye un pueblo, ya que no posee código postal ni telediscado nacional. Sin embargo, es bastante diferente a la ciudad de Claromecó.
Se encuentra completamente arbolado, esta es una de las grandes diferencias. Por supuesto, son los miles de pájaros que merodean sus árboles los que le aportan un sonido y bullicio único a este marco de tanta belleza.
Durante la temporada estival, cientos de turistas están comenzando a elegir este nuevo balneario para satisfacer sus necesidades de tranquilidad y paz en la costa atlántica.
La idea de este lugar surgió cuando Ernesto Friolín Gesell, hermano del fundador de Villa Gesell (Carlos Gesell) y propietario de los terrenos en los que hoy está Dunamar, decidió en conjunto con su esposa forestar estos médanos inhóspitos para poder luego construir algunas viviendas.
La empresa fue exitosa y rápidamente hubo inversores que se hicieron propietarios luego de que las tierras se lotearon.
Este hecho significó que Ernesto Friolín Gesell fuera uno de los habitantes más recordados de Dunamar. Es por esto que el puente que pasa sobre el arroyo que lo une con Claromecó y la principal avenida de Dunamar llevan su nombre.
En los últimos años, este pequeño reducto llamado Dunamar aumentó considerablemente tanto sus construcciones y visitantes estables como su oferta de servicios. Se instaló todo tipo de comercios.
Su parador, llamado Barlovento, es uno de esos lugares imperdibles de este pequeño balneario que lentamente comienza a tener vida propia y que logra día tras día estar en boca en aquellos que lo recomiendan. Dunamar, un lugar pegado a Claromecó que merece conocerse.