"Afortunadamente, el pasado no muere nunca del todo para el hombre. El hombre, es cierto, puede olvidarlo, pero continúa albergándolo en su interior."
Lo dijo Fustel de Coulanges en su libro La ciudad antigua y aún hoy tiene mucho de cierto.
La historia de Colón es una historia de recuerdos y vivencias de otros tiempos y aun si no vuelve a ser lo que fue, basta con caminar por esta hermosa ciudad para entender cómo era todo entonces.
Sus orígenes portuarios
El 1 de julio de 1857 desembarcó en el lugar conocido como Calera de Espiro un grupo de inmigrantes traídos hasta el lugar por Justo José de Urquiza. Estos inmigrantes dieron origen a la Colonia San José (hoy distante a sólo 5 kilómetros de Colón), pero sería luego el lugar de desembarco el que daría origen al puerto y a la futura ciudad de Colón.
La ciudad se fundó el 9 de mayo de 1862, pero como consecuencia de las disputas entre la Confederación y la provincia de Buenos Aires se tomó como fecha fundacional el 12 de abril de 1863, cuando se comenzó a construir la primera escuela.
Fue en esos momentos que su puerto cobró una importancia vital para la zona. No sólo llegaban y salían productos, también desembarcaban hombres que llegaban atraídos por las oportunidades de progreso.
Sus albergues, almacenes, casas de familia, posadas y restaurantes conservan intactas sus fachadas de antaño que nos hacen tomar conciencia de cómo era todo cuando el puerto era el principal protagonista.
Desde el río es posible subir estas calles y observar cómo sus veredas se encuentran elevadas del nivel del suelo, algo necesario para que las crecientes de antaño (antes de la represa de Salto Grande) no inundaran el interior de las viviendas.
La vieja estación fluvial
La estación fluvial es uno de los edificios más llamativos de la zona portuaria. Fue construida como sala de espera para pasajeros.
La construcción de este señorial edificio fue gestionada por el Dr. Herminio Quiroz y actualmente el mobiliario pertenece a la municipalidad local. Puertas adentro funciona la Dirección de Turismo local, por lo que cualquier visitante puede entrar para observar el interior de esta bella construcción.
Frente a ésta se encuentran, además de la prefectura local y el famoso Sotano de los Quesos, los edificios más viejos e históricos de Colón. Las casas que conforman las cuadras de Alberdi, Belgrano y 3 de Febrero muestran un claro ejemplo de cómo se vivía en aquella época.
La historia cuenta que quienes llegaban a Colón se zambullían inmediatamente en sus bares y posadas, para descansar de viajes que verdaderamente eran insospechadamente cansadores.
La esquina de Gouchón y Alejo Peyret es hoy una hermosa hostería que atesora en su patio principal un viejo aljibe junto a un jazmín paraguayo que es visitado por cientos de turistas. Allí funcionó durante años el viejo restaurante del Puerto, lugar de encuentro de todo aquel que llegaba a estas latitudes, donde también se alojaban los visitantes.
Hoy, todo este sector se encuentra dentro de un proceso de preservación como área histórica. Sus construcciones de distintos períodos históricos y orígenes, colonial, italiano e incluso vasco, dan cuenta del patrimonio histórico inigualable que posee la ciudad.