Una empresa naviera brinda en cada salida nuevas propuestas para disfrutar de este verdadero espectáculo natural, además de un excelente servicio a los visitantes.
Los glaciares nunca dejan de sorprender. Una de las ideas más tentadoras es realizar una travesía de día completo en el crucero Leal, para recorrer los canales que conectan los campos de hielo continental patagónico. Por un canal, se accede hasta el frente occidental del glaciar Upsala y, luego, la navegación alcanza la inmensidad del glaciar Spegazzini.
Todo comenzó un hermoso día de sol a las 9 de la mañana en Puerto Bandera, junto a la gente de MarPatag, una empresa dirigida por avezados navegantes. El barco nos esperaba en el muelle y allí su capitán y la tripulación nos dieron la bienvenida, y nos acomodamos en el interior de la nave para levar anclas en seguida.
El Leal cuenta con el confort necesario para que los pasajeros se sientan cómodos en cada momento del día. El salón principal es impactante por sus ventanas panorámicas y sus mesas y sillones mullidos. La música y el buen recibimiento nos hicieron sentir como en casa en escasos minutos. Afuera, varias cubiertas ofrecían una vista directa al entorno.
Nos sentimos extasiados por la presencia de los témpanos azules que vagaban por las frías aguas y que anticipaban la cercanía del glaciar Upsala. Nuestras cámaras de fotos y de video captaban esas imágenes impresionantes como para retener tanta hermosura. Después de un largo rato frente a la inmensa pared de hielo, el barco se acercó a la costa para que pudiéramos ver una cascada y tomar un trozo de hielo que más tarde se convertiría en una escultura hecha por los pasajeros.
Spegazzini, allá vamos
Continuamos surcando el Lago Argentino pero esta vez rumbo al sur para tomar el canal Spegazzini. Relajado, sin apuros, el barco avanzó hasta alcanzar el glaciar para disfrutar a pleno de este gélido monumento del parque nacional Los Glaciares. Mientras saboreábamos un almuerzo espectacular, pudimos deslumbrarnos ante uno de los más bellos paisajes del país.
Al admirar los paredones glaciares que van de los 80 a los 135 metros de altura, confirmamos que todos los glaciares son diferentes. Mientras almorzábamos, el Spegazzini mostró sus tonalidades sorprendentes que nos dejaron a todos boquiabiertos.
En Puesto de las Vacas los guías nos ayudaron a desembarcar y compartimos una hermosa caminata que hizo de la tarde algo inolvidable. Realizamos varias paradas para fotografiar lo que vivíamos y poco antes del atardecer emprendimos la vuelta.
La excursión en esa embarcación tan acogedora concluyó en el mismo punto del cual habíamos partido: Punta Bandera. Todos los que compartimos la experiencia coincidimos en que la inmensidad de estos milenarios glaciares provoca sensaciones no percibidas con anterioridad.