En la costa del lago Ramos Mexía, apenas preservadas por unas pasarelas metálicas, las pisadas de dinosaurios pueden ser distinguidas y fotografiadas a simple vista.
¿Huellas de dinosaurios? ¿Dónde? ¿Quién lo dijo? La respuesta es: sí, las hay. Se aprecian fácilmente con la ayuda de algunos conocimientos obtenidos previamente.
Millones de años transcurrieron entre el paso de los dinosaurios por el valle neuquino y nuestra visita para cerciorarnos. La zona donde está construida la Villa El Chocón fue el “hogar” de distintos tipos de dinosaurios, de los cuales se hallaron importantes piezas. Algunas descansan en el Museo Ernesto Bachmann.
Allí observamos fotografías de las huellas dejadas sobre el suelo por los prehistóricos saurios. Las más evidentes se encontraban sobre la costa del lago, muy cerca del barrio Llequén y, lo increíble, en buen estado de conservación.
Al llegar al lugar, en plena estepa neuquina, encontramos dos sitios donde se han individualizado las huellas. Avanzamos sobre unas altas pasarelas de hierro para no pisar las marcas del pasado.
Lamentablemente, el lago artificial invadió parte de la zona y algunas huellas quedaron enterradas en el barro (se cree) de forma momentánea. Las que pudimos ver nos dejaron sin aliento: por su tamaño y por la facilidad con que se puede apreciar el formato de la planta del pie de un enorme animal.
Nuestra mente intentó descifrar cómo los “dinos” habrían caminado sobre ese terreno dejando sus marcas de pisadas. Cien millones de años habían transcurrido desde entonces, pero aún las podíamos ver.
Los científicos dieron una explicación. Los suelos blandos, el gran peso corporal de los dinosaurios y la posterior fosilización del terreno se sumaron para que ello sucediera. Los ardientes calores de la zona secaron y endurecieron el barro, lo cual no permitió que actuaran los agentes de erosión. Las huellas recibieron otros sedimentos naturales y se logró de esa manera un molde natural. Se las encuentra fosilizadas en positivo y en negativo.
En la actualidad, y gracias a los expertos, se cuenta con información certera de su forma de caminar, saltar o correr; su rapidez o lentitud; si caminaban en dos o cuatro patas. Pero otra pregunta saltó a nuestra mente: ¿podrán en el futuro ser descubiertas nuevas huellas? El viento y el agua con su poder de erosión son los factores que hacen pensar que sí.
“¿No les parece que no están suficientemente protegidas? Son realmente muy valiosas para que las barandas de las pasarelas sean tan bajas y se permita caminar por sus alrededores”, dijo una señora del público y nosotros asentimos con ese comentario.
La burbuja del tiempo nos devolvió a la realidad diaria. Nos sentimos afortunados por haber visto las huellas de dinosaurios y también responsables de hacer que se amparen los valores científicos.