Los esteros del Iberá son la entrada al Sistema Acuífero Guaraní, la reserva de agua más grande que tiene el planeta para los próximos siglos. Un tesoro que vale más de lo que se piensa.
Más vale agua que oro
En Europa y también en los Estados Unidos el agua no abunda y desde hace un tiempo ha comenzado a ser objeto de especulaciones mundiales. Se cree que quien la domine en los próximos siglos, manejará el destino de la humanidad.
El Sistema Acuífero Guaraní, que pasa por debajo de la triple frontera (Argentina, Brasil y Paraguay) y que comparten Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, es un bien preciado por el mundo entero ya que, con una explotación adecuada, podría abastecer a millones de personas.
De los casi 1,5 miles de millones de kilómetros cúbicos de agua que hay en el planeta, sólo el 2,5% es agua dulce y el resto se podría llegar a potabilizar, pero invirtiendo en ello medios y dinero que sólo muy pocos países podrían gastar.
Los esteros del Iberá son, por decirlo de algún modo, una de las puertas más grandes a esta reserva mundial de agua. No por nada las inversiones inmobiliarias más grandes, sobre todo los grandes loteos, se han registrado allí.
En cada avistaje de fauna que se realiza en cualquiera de las lagunas que conforman los esteros, los guías se encargan de concientizar a los visitantes sobre la presencia, siempre bajo tierra, de estas napas de agua dulce. Si bien no existe un lugar desde donde sea posible observarlas a simple vista, los estudios morfológicos y geológicos y los científicos que trabajaron en ello, y que aún lo hacen, dan cuenta de su existencia.
Una puerta de entrada
La colonia Carlos Pelegrini, que oficia de entrada a la Reserva, es también, según los mapas, el sitio donde se encuentra las mayor cantidad de agua en nuestro país.
Debajo de estas aguas brillantes, que los guaraníes muy bien llamaron “iberá”, se encuentra la reserva de agua subterránea más grande del mundo, con 1.190.000 kilómetros cuadrados, de los cuales 850.000 kilómetros cuadrados (70%) son brasileños; 225.000 (19%) argentinos; 70.000 (6%) paraguayos y 45.000 (5%) uruguayos.
El agua subterránea de dicho sistema se aloja en formaciones geológicas antiguas (rocas de entre 200 a 132 millones de años) que corresponden a los períodos Triásico, Jurásico y Cretácico Inferior. Fue en esa época, cuando África y Sudamérica formaban un continente único, que los depósitos comenzaron a desarrollarse en ambientes fluviales y lacustres.
La necesidad de protección del agua dulce y la aplicación de criterios integrados de planificación y uso de estas aguas han llevado a que el problema se plantee a nivel mundial. El desafío que tiene desde ahora el hombre no es comenzar a luchar por el agua, sino, por el contrario, encontrar las formas legales y más racionales para que una de las necesidades más básicas que tenemos como seres humanos esté garantizada para todos.