Es sin duda uno de los balnearios más pintorescos y concurridos que tiene el río Uruguay. Durante el verano, allí también se vive el Carnaval, pero de día…
A esta altura, el río Uruguay se ensancha a tal punto que la costa uruguaya parece mucho, mucho más lejana. Del lado argentino, aparece (dotado de una interminable playa de arenas blancas) el balneario y camping Ñandubaysal, que es para muchos uno de los balnearios más pintorescos del río Uruguay.
Gualeguaychú, esa ciudad que lo tiene todo
A tan solo 18 kilómetros de la ciudad de Gualeguaychú se encuentra este paraíso rodeado de un tupido bosque natural, que encierra especies autóctonas y también enormes pinos, que le dan un aire patagónico cuando cae la tarde y las distintas parrillas invitan a disfrutar de aromas inconfundibles para todo buen asador.
Ñandubaysal abarca una superficie de casi 1,5 kilómetros de arenas blancas y aguas limpias, que son ideales para relajarse y “hacer playa”, tal como en la costa atlántica o en el Caribe. Reposera y mate en mano, y si se prefiere sombrilla, con estos elementos bastan para refrescar el cuerpo y deleitarse con mirar el río.
Entre las actividades y las opciones recreativas, aparecen todas aquellas referidas al mundo de la náutica y los deportes de agua y viento, además de la posibilidad de nadar a varios metros de la costa con muy poca profundidad, pisando siempre arena limpia, uno de los valores agregados de este río maravilloso.
Este lugar debe su nombre (“ñandubaysal”) a la gran cantidad de árboles de esta especie que abundan a lo largo del predio y que le aportan sombra a todo el lugar. Esta es una de las características más buscadas por los pobladores de la zona y por los turistas durante los meses cálidos del verano, con temperaturas que superan holgadamente los 40 grados.
En el centro del balneario, en la zona de playa, aparece una bella construcción blanca mediterranea, con terrazas y balcones que dan al río, que en forma inmediata nos traslada a la vecina Casapueblo del famoso pintor uruguayo Paéz Vilaró.
Aquí, el genial artista uruguayo que hizo de la arquitectura de autor uno de sus máximos placeres se dio el lujo hace varios años de armar una pequeña construcción que hoy se mantiene en pie y en la cual se pueden disfrutar los mejores platos de la cocina argentina, tanto campestre como de mar.
De paredes blancas bolseadas decoradas con cañas y esterillas, este lugar sigue siendo mágico. Al atardecer es necesario a veces reservar mesa para mirar la paz del río y dejar que las horas pasen pensando en nada.
Las diversas generaciones encuentran en Ñandubaysal el lugar perfecto para apropiarse del río y disfrutarlo como a cada uno le gusta. Un rincón dentro de una ciudad que pareciera ser soñada todo el año.