La Falda es una de las ciudades más tradicionales de las sierras de Punilla. Todos los años llegan miles de turistas, atraídos por los escenarios naturales que poseen estas hermosas sierras.
La ciudad de La Falda se encuentra a tan sólo 80 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Córdoba. Enclavada en los faldeos de las Sierras Chicas, sobre la ladera de El Cuadrado, a unos 934 metros sobre el nivel del mar, esta pequeña ciudad se encuentra inmersa entre las sierras. Su límite al sur es el Valle Hermoso y al norte, la pequeña localidad de Huerta Grande.
Uno de los lugares más visitados por los turistas es el dique de La Falda, que posee dentro de sí espacios reservados para la práctica deportiva (destaca la pesca de carpas y pejerreyes), así como también para la práctica de actividades náuticas como el windsurf, el esquí acuático o el jet-ski.
Asimismo, en las sierras más lejanas, la pesca de truchas es posible luego de realizar largas caminatas que a veces duran horas. La meta de dar con algunas truchas a veces superiores al kilogramo justifica el sacrificio.
La ciudad de La Falda ofrece sus propios atractivos y paseos, además de galerías y puntos panorámicos que permiten observar las bondades edilicias de una ciudad que fusiona lo viejo y lo moderno de manera armoniosa.
A primera vista, existe una construcción que sobresale del resto: es la iglesia Santa del Sacramento, desde donde se puede observar toda la imponente región.
La famosa avenida Edén, cada día más linda, es la que se encarga de marcar los distintos momentos del día y la noche, hasta que se hace peatonal y miles de personas invaden sus metros cuadrados para caminarla y disfrutarla.
De día, el tránsito le da movimiento, aunque cuando llega la hora de la siesta (y esto se respeta también durante los meses cálidos del verano) la avenida entra en calma chicha.
Cuando comienza la tarde, la juventud se vuelca a la calle y se apropia de ella. Salas de video juegos, locales comerciales, galerías donde se venden recuerdos y ropa de todo tipo son los lugares preferidos por los más chicos para comprar.
Apenas cae el sol, los autos dejan de transitarla y El Edén pasa a ser peatonal, para la satisfacción de todos. A esta hora de la noche existen varios puntos imposibles de no recorrer: el casino local, el paseo de los artesanos y, para los más exigentes, el viejo hotel Edén, algo más alejado de la ciudad y enclavado entre las sierras. Un lugar de película.