Villa Giardino es para muchos la perla del valle de Punilla. Distinta al resto, tiene ese no sé qué que genera fanatismos. Un lugar incomparable a minutos de La Falda.
Cuidada hasta el más mínimo detalle, Villa Giardino es una pequeña ciudad que se encuentra entre dos ciudades más grandes como son La Falda y La Cumbre. Sin embargo, esto no opaca la belleza de sus propios atractivos turísticos, entre los que se encuentran el Molino de Thea, el balneario San Pablo, el dique Portecelo, el balneario municipal Portecelo y el balneario Los Quimbaletes.
Los espejos de agua le dan a Villa Giardino la humedad necesaria para que la naturaleza muestre todo su esplendor y para que, cualquiera sea la estación del año en la que se recorre esta bella ciudad, todo parezca florecer.
Una ancha avenida nos indica su entrada desde la ruta nacional 38. Algunas cabañas y restaurantes de una arquitectura con cierto aire patagónico nos muestran diferencias con respecto a los tradicionales chalets que son mayoría en la región. La madera y la piedra han sido fundamentales en los últimos proyectos arquitectónicos que tomaron vida.
Las cabañas se han multiplicado notablemente, al igual que galerías y locales comerciales, que se volcaron a las artesanías, a la gastronomía y a otras actividades de las que los turistas son los grandes protagonistas.
Entre los atractivos culturales para disfrutar aparecen la Sala de George Miciú, uno de los más importantes pintores impresionistas, cuya formación mucho tiene que ver con estas sierras.
Otros sitios inolvidables son la famosa Capilla de la Merced y la Gruta de Nuestra Señora de Lourdes, que son visitadas diariamente por los locales y funcionan como punto de encuentro de religiosos que aprovechan la estadía en la zona para conocer estos sitios tan renombrados en otros puntos del país.
Pero si existe un lugar memorable que para muchos es uno de los más hermosos de toda la Villa, ese es el Camino de los Artesanos, que une la ciudad con la vecina La Cumbre.
Este camino de ripio y tierra pero perfectamente transitable, aun con lluvia, deja ver las partes más hermosas de las sierras cordobesas. Vegetación y fauna típica se entrelazan con locales y casas comerciales de artesanías.
Artículos campestres, otros hechos con raíces, madera y elementos típicos de esta prodigiosa naturaleza se dejan ver a los costados de la ruta y logran hacer que los automovilistas se detengan para ver qué los espera dentro de cada local.
Un paseo ideal para toda la familia.