¿Quién dijo que las segundas partes nunca son iguales o mejores que las primeras? Si la máxima la llevamos al cine, podemos encontrar continuaciones increíbles que lograron público, recaudación y en algunos casos hasta que la película original pasara a segundo plano. Ni hablar de las trilogías de los últimos tiempos, que han quedado en la memoria colectiva, al igual que lo han hecho las distintas temporadas de las series de moda que se han impuesto a los televidentes.
Una fiesta de disfraces es un evento en el que los organizadores convocan a los invitados a “venir disfrazados”, y muchas veces se establecen de antemano temas, colores y hasta prohibiciones a la hora de elegir un disfraz. Las fiestas de disfraces han ganado lugar tanto en cumpleaños o eventos privados como en propuestas de boliches o discotecas de moda. Para “estar disfrazados”, quienes participan están días preparando todo como para que ningún detalle quede librado al azar.
Detrás de un disfraz, cada sujeto se transforma en otro, y lo bueno de esto es que no hay que tomar alcohol o usar drogas para divertirse sanamente. Con una máscara basta para desinhibirnos por completo.