Placeres de la buena mesa

La ciudad de Neuquén ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años y como tal ha incorporado restaurantes gourmet a su variada gastronomía. Se han roto viejos preceptos de la cocina tradicional para dar paso a los sabores patagónicos, que bien combinan con otros de la cocina internacional dando lugar a cierta distinción en las mesas neuquinas. Para conocer algunos de esos espacios del buen comer, visitamos tres de ellos, uno de los cuales funciona dentro de una de las más afamadas bodegas de la región. Cepa gourmet Luego de un largo recorrido por los viñedos de la familia Schroeder, en San Patricio del Chañar, nos ubicamos en el luminoso restaurante Saurus dispuestos a disfrutar de su carta y la magnífica vista hacia sus viñedos. Su ambientación invita a una comida muy tranquila, distendida y sin apuros. Su cocina es variada, sencilla, con detalles de distinción y el original agregado de su exquisita carta de vinos.

Nos decidimos por unas verduras con croutons como primer plato para esperar el principal. En este caso nos sugirieron degustar un conejo maridado con langostinos y acompañados por salsa de chalotes confitados y risotto de quinoa. Esta creación de la cocina del Saurus fue un hallazgo que acompañamos con un vino elegido especialmente por el sommelier. El Saurus ofrece una atención muy cuidada, calidad en los ingredientes, en un ambiente especial para reunir a la familia, realizar eventos sociales o reuniones empresariales. El Sur también existe El restaurante Sur forma parte del conocido hotel Amucan, que ostenta más de 30 años de vida y está en pleno centro. Su ambientación es cálida y la propuesta gastronómica ofrece especialidades patagónicas y pastas caseras. Aceptamos la sugerencia de probar la trucha moquehue, pescado tradicional de la zona que se acompaña con hongos y verduras al vapor. También, un especial plato de raviolones negros rellenos con salmón y acompañados por una salsa de camarones. Mientras los platos estaban en marcha, compartimos una tabla de ahumados regionales en la que no faltaron los quesos, trucha y ciervo ahumados junto a aceitunas, fiambre y pan casero. La carta preveía buenas carnes rojas y blancas con salsas muy adecuadas y los clásicos postres como el tiramisú o mousse de chocolate y limón. Los vinos de la bodega NQN encabezan la carta, que se completa con otras tradicionales bodegas nacionales. Su buena atención asegura que uno desee regresar. Vamos al “punto” La invitación para visitar el restaurante Punto Blanco concretó nuestras aspiraciones de comer en un espléndido lugar con la experimentada cocina de un chef que lleva más de 20 años preparando platos exquisitos. Nos ubicamos en nuestra mesa y revisamos la carta para elegir nuestro plato entre la variada selección de propuestas sencillas pero con toques de refinamiento. Nos decidimos por una vistosa tagliatta, que no era otra cosa que unos medallones de pollo acomodados sobre una base de rúcula y queso y unas exquisitas verduras grilladas. El otro plato consistió en unas ribs o costillas de cordero cocinadas al grill, una forma sana de saborear esa deliciosa y tradicional carne de la Patagonia argentina junto a una salsa barbacue con destellos de ajo y romero fresco. La excelente presentación de ambos platos mostró una cocina muy cuidada que, además, se presenta acompañada de una buena carta de vinos. Es un lugar ideal para planear un almuerzo familiar o cena de negocios y dejarse tentar por las sugerencias del chef.