Esta famosa ría, que es el final de todo un sistema hidrográfico dentro de la provincia de Santa Cruz, permite disfrutar cada día más. Pintoresca, colorida y con nuevos deportes que se suman a sus atractivos.
Mirando el mapa es fácil entender que el lago Viedma vuelca sus aguas en el río La Leona y este mismo curso desemboca en el Lago Argentino, aportando así sus aguas al río Santa Cruz (emisario directo del Lago Argentino), que luego recorre casi 400 kilómetros hasta que se forma la ría del mismo nombre y llega la ansiada desembocadura en el Mar Argentino.
“El color de las aguas de la ría no es siempre el mismo, cambia todo el tiempo”, dicen los vecinos del lugar. Quienes viven en los alrededores a la ría afirman que cambia de color durante las distintas horas del día y que, además de esto, adquiere tonalidades distintas siguiendo diferentes aspectos climáticos.
A simple vista se puede ver que sobre la margen sur de la ría se asienta la población, lo que le da al lugar un colorido pintoresco a lo largo de sus veinticinco kilómetros de recorrido.
Entre Punta Norte y Cascajo se forma su boca de acceso (mirando desde el mar hacia el continente) y entrando en ella aparece un canal de 2 kilómetros de ancho, que además de la actividad portuaria suma en cada una de sus costas otras actividades, entre las que sobresalen el canotaje, el esquí acuático, el avistaje de fauna y el velerismo.
A lo largo de la extensión de esta ría, tanto cerca de su desembocadura en el mar como subiendo aguas arriba, es ideal para los amantes de la pesca deportiva. Tanto embarcados como desde la costa (ambas orillas) se puede disfrutar de la pesca de excelentes ejemplares de róbalos y pejerreyes grandes, y si se comienza a subir hacia el nacimiento de este sistema hídrico, existen lugares donde el río Santa Cruz forma lagunas en donde se han sembrado truchas arcoiris, buscadas obviamente por todos aquellos que practican la pesca con mosca.
Cerca de Puerto Santa Cruz y sobre la desembocadura se encuentra la isla Leones (ubicada en el centro de la ría), un verdadero refugio para las distintas comunidades de aves que viven y se reproducen en el lugar.
Caminando por ambas márgenes de la costa, es posible observar restos de pequeñas embarcaciones que fueron abandonadas y que antes cumplían una función primordial en el comercio de toda la región e incluso internacional. Hoy, verlas genera una sensación de deterioro histórico irremediable.
La Cruz del Centenario, inaugurada el 1 de diciembre de 1978, es uno de los íconos de esta ciudad y se encuentra ubicada en las inmediaciones a la ría. El lugar elegido es emblemáticamente, porque se cumplía el centenario de la histórica llegada de la escuadra naval al mando del comodoro Py.
Esta cruz se ubica en la costanera local y para aquellos que la buscan, está en la intersección de las avenidas Julio A. Roca y Comandante Luís Piedra Buena. Es uno de los pocos íconos que tiene esta ciudad, que lentamente está comenzando a ser bien vista turísticamente.
Año tras año, la ría gana seguidores y prestadores de servicios, que ven en los 25 kilómetros de su recorrido paisajes perfectos para la aventura, tanto en verano como durante los feriados y fines de semana largos.