Esta antigua construcción con muros de adobe, techo de rollizos de álamo, caña y torta de barro fue declarada Monumento Histórico Nacional por conservar intacto el diseño de la época de su construcción y por haber sido usada por el prócer argentino, el Gral. don José de San Martín, para descansar.
Al ingresar, se puede visitar la Sala Capitular –sala de reuniones de la orden– y el patio. Hace un tiempo se podían observar elementos religiosos de la época colonial y de la independencia argentina, pero una puja de intereses por parte de los museos sanjuaninos hizo que la celda quedara totalmente vacía, por lo que ahora se pueden apreciar únicamente sus paredes y techo.
En el patio del convento, se destacan tres olivos de más de trescientos años, un algarrobo en el que San Martín ataba su mula y dos grandes campanas que fueron hechas en 1778, año en el que nació el General Libertador.