Da gusto comer en un espacio cálido, con arquitectura de montaña y con la atención de quienes desde hace treinta años se dedican a entender el paladar de sus comensales.
Una vez más elegimos el Ku de los Andes Parrilla y Restaurante en la arteria principal de San Martín para una comida en familia durante nuestra estada en la localidad.
Su ambiente es agradable, pequeño en tamaño, casi íntimo, con techos, paredes y pisos de maderas de raulí y lenga que guardan reminiscencias de cuando la ciudad era aún una aldea. Luego de los saludos, nos ubicamos en una gran mesa redonda para sentirnos juntos y poder charlar a gusto.
Nos detuvimos unos minutos en el extenso menú para elegir nuestros platos favoritos. Aprovechamos la disposición excelente del encargado del local, Francisco Aguirre, para que nos sugiriera algo especial. Y así fue. Como debíamos esperar unos minutos lo que saldría de parrilla, nos aconsejó probar un fiambre muy especial: bresaola de bubalino. Originaria de la Valtellina en el norte de Italia, se prepara en la zona ganadera de la provincia de Entre Rios con su receta original. La sirvieron junto a hojas verdes, lonjas finas de queso parmesano y aceite de oliva. También compartimos unos pancitos recién horneados para untar con manteca y queso saborizados. ¡Una delicia!
Nuestro pedido fue muy variado. Los que se consideran fanáticos de la carne asada eligieron bifes de chorizo, de ciervo y bondiola; otros prefirieron cortes de cordero o vacuno con una salsa o guarnición más elaborada. Francisco nos hizo saber de la tendencia a agregar carne de búfalo al gusto argentino. “Proviene de ganado criado en la zona de Ibicuy, en el delta del Paraná. Tiene un estricto protocolo de crianza y engorde y, debido a las pasturas que comen, se logra una carne magra, de sabor suave. Los consumidores exigentes la eligen por su bajo contenido de grasa y colesterol intramuscular y por sus atributos naturales.”
Nos entusiasmamos con nuestras porciones de bifes de búfalo y los pedimos a las tres pimientas y a la mostaza ahumada. Esperamos con paciencia los tiempos que se manejan en las parrillas donde la carne no se marca previamente.
Aprovechamos la espera para dar un vistazo a la carta y notamos que lo que sale de las manos del cocinero es tan importante como lo que prepara el parrillero. Las truchas en variadas preparaciones, las pastas, los hongos del bosque y el cordero pasan por cacerolas y sartenes para deleitar a los comensales con una extensa variedad de platos. Cuando hace frío, el goulash y los guisos apetitosos son los más solicitados. El restaurante además ofrece una extensa variedad de platos para celíacos.
La carne de búfalo nos resultó exquisita y a simple vista sin diferencias con los cortes habituales; sus complementos fueron de sabor delicado. Cuando la carne tiene su punto de cocción adecuado en la parrilla, es en la cocina donde se les agregan las salsas y guarniciones.
El buen trato de los mozos y el personal formó parte de una comida bien servida. Atentos a las necesidades de cada mesa, no escatimaron esfuerzos en recomendar a quienes lo solicitaron datos de rutas y caminos y cómo moverse en la ciudad.
Algunas fotos de lo que fuera San Martín de los Andes en viejas épocas adornan las paredes. Toneles de madera y estantes con buenas etiquetas de vinos hablan de la excelente cava seleccionada por sommeliers y enólogos con que cuenta el Ku.
Una misma familia está a cargo de este restaurante reconocido por turistas y residentes. Observamos que en su libro de visitas muchas personas conocidas de diferentes ámbitos han dejado por escrito su agradecimiento por el trato recibido y lo bien que se come en el Ku de los Andes.