En tiempo de descanso y vacaciones, además de incursionar por los parajes cercanos a la ciudad, se hace imprescindible conocer las especialidades culinarias de los restaurantes más conocidos.
Los estilos propios de San Martín de los Andes se suman a una interesante oferta gourmet en cada uno de sus restaurantes y parrillas en los que la elaboración de platos se acompaña con buena atención y confort.
El Mesón de la Patagonia
En un ámbito íntimo y muy agradable, fuimos recibidos por Raúl y Juana Malé, dueños de este coqueto local con cocina de mar. La carta nos sugirió elegir entre lenguado, langostinos al ajillo, calamares, rabas, y las truchas y salmones regionales. Manos expertas preparan cada plato con recetas elaboradas que permiten que cada producto se exprese y el plato tenga carácter.
En nuestra mesa nos inclinamos por pulpo a la gallega y paella. En ambos casos, la presentación fue excelente, las porciones generosas y cada especialidad tuvo su justa cocción, aderezo y sazón.
Los vinos sugeridos para cada uno de los platos resultaron excelentes y se sumaron a la calidad de los productos; la cordialidad en la atención y la espera resultaran perfectas.
La Costa del Pueblo
Situado en un lugar de privilegio de la ciudad, con vista directa al lago Lácar, este restaurante y confitería está abierto todo el día y su carta ofrece una variedad infinita de sabores. En almuerzos y cenas, su cocina artesanal a base de trucha, bife de chorizo o especialidades de ciervo o jabalí atrapan; también son famosos sus suculentos desayunos y meriendas.
En nuestro caso, nos impactó su arquitectura de madera y piedra, y su chimenea encendida en el interior. Probamos la tradicional picada regional, acompañada de una cerveza artesanal exquisita. Los postres y vinos están a la altura de los platos ofrecidos en un local con paisaje propio, al que concurren en forma cotidiana los habitantes de la ciudad.
Patagonia Piscis
Es una de las parrillas más visitadas tanto por lugareños como por turistas: señal del buen comer. Lo habitual es tentarse por su asador a la vista en el que horas antes se cuecen las carnes y achuras a fuego lento y con la supervisión del maestro asador. Los cortes vacunos, de cordero o pollo logran, de esa manera, el punto de cocción y los sabores propios.
Una vez solicitados los platos, observamos que, entre parrilla y cacerolas, han logrado una buena fusión gourmet. En nuestra mesa la variedad fue absoluta; algunos eligieron cortes de carnes; otros, pastas artesanales rellenas con salseados; concordamos en que todos fueron bien logrados. Los vinos regionales o nacionales y los postres con recetas propias complementaron la elección de los platos principales.
La Barra
Con vista directa al lago Lácar, nos dispusimos a almorzar en este conocido restaurante sanmartinense que cuenta con una amplia carta de especialidades. Ubicados cerca de unos de sus amplios ventanales, repasamos su menú que incluía carnes de ciervo, cordero, trucha y jabalí, pizzas y pastas caseras de elaboración propia. En verano, el deck de madera es una opción para estar en contacto con el aire libre.
Mientras esperábamos nuestras porciones, observamos a las mozas yendo y viniendo con fuentes con exquisiteces y nos dio la pauta de haber elegido en forma acertada. La buena presentación y el sabor sencillo pero gustoso de cada uno de nuestros platos nos hicieron sentir como en casa.
Entre los postres, nos llamó la atención uno apodado “El lunes empiezo” que, con mucho humor, nos recordó nuestra promesa constante de empezar una dieta para adelgazar. En cuanto a los vinos, una selección de bodegas de Neuquén, Mendoza y San Juan aporta sus etiquetas.
En cada uno de los establecimientos, una buena comida complementa cualquiera de los paseos por la montaña, el lago y los caminos espléndidos que San Martín ofrece en cualquier época del año.