Vida salvaje

Biomas muy naturales
    
Casi toda la provincia de Buenos Aires se caracteriza por sus amplias llanuras y sus horizontes lejanos, pero la gran fertilidad de sus suelos ha sido modificada por el hombre que reemplazó pastizales nativos por cultivos y ganado, y ahora por la millonaria soja.
    
Antes del año 1900, especies exóticas fueron traídas de lugares lejanos, en especial de Europa, y con el correr del tiempo sustituyeron a la fauna y flora autóctonas. Disminuyó de este modo la biodiversidad de la región.
    
Si bien no pudo escapar a estas características, Sierra de la Ventana es un paraíso natural que aún hoy conserva parte de esas características naturales originarias, además de las que el hombre fue incorporando desde principios del siglo XX.

Las sierras que conforman este encadenamiento dan origen al sistema de Ventania y, junto con las localidades que encierran, dan vida a la Comarca Serrana, de la cual Sierra de la Ventana es el centro de operaciones.
    
Distintas especies vegetales y animales no existen en ningún otro lugar del mundo más que allí. Y verlas en acción no es para nada un milagro. Durante cualquier ascenso a los cerros de la zona es posible encontrarse con varias de ellas. La primavera y el verano son las mejores épocas para hacerlo aunque el otoño, por sus coloridos ocres y amarillos, sea la más tentadora de todas.


Flora y fauna de altura
    
Subir hasta la Ventana es algo místico. Hay que comenzar el recorrido subiendo una pendiente sembrada con pinos que fueron introducidos por el hombre. Luego de ascender casi quinientos metros, las hierbas y pastos naturales, exclusivos de estas sierras, se hacen protagonistas del paisaje y resultan indispensables para la subsistencia de los animales que habitan estas tierras.
    
Entre los quinientos y los ochocientos metros aparece el característico pino plateado, un arbusto de hojas similares a las del pino, con ejemplares de hasta más de 100 años.
    
Entre los novecientos y los mil metros es factible observar a la famosa iguana de cobre o lagarto del Casuhatí, variedad que se observa solamente en esta maravillosa región del planeta. Los machos, de color verde, y las hembras, de color ocre, se alimentan de pequeños caracolillos que se dan también sólo en este sistema montañoso.

Los guanacos son otro de los grandes atractivos de la fauna local y se pueden observar siempre en grupos mientras merodean los pastizales de altura que se ubican por encima de los mil metros. Estos camélidos conforman grupos integrados por un macho y varias hembras con sus crías. Son más altos y grandes que los de Patagonia y el color de su pelaje los mimetiza casi de manera completa con el pastizal serrano.
    
Las pequeñas ranas y sapitos de colores que se observan en la zona de los Piletones (a tan sólo una hora de caminata desde la base del Cerro) son apreciables después de alguna gran lluvia.
    
Las familias de zorros grises y sus crías son otra de las apariciones que en los últimos años se han multiplicado de manera notable, quizá debido a que hoy la caza ilegal de esta especie no es rentable. Lo cierto es que a simple vista se los puede observar y fotografiar por todos lados.
    
Y hay más, mucho más para descubrir.