El eterno Carlitos, el de los más de 1.000 panqueques salados, dulces, para todos los gustos. Una de las leyendas más vivas que tiene la ciudad de Villa Gesell.
La historia cuenta que Carlos Ciuffardi, más conocido luego como Carlitos, hizo de todo antes de desembarcar en Villa Gesell y convertirse en el Rey del Panqueque.
Hijo de inmigrantes italianos, nació en el barrio porteño de Saavedra en el año 1934 y desde chico empezó a trabajar. Fue vendedor ambulante, obrero fabril, fisicoculturista y futbolista en el Club Atlético Platense.
Hasta que conoció el mar y fue amor a primera vista. Se convirtió en guardavidas y se instaló en Villa Gesell, donde a los 28 años comenzó a trabajar en un pequeño local de la famosa y conocida por esos años La Martona.
Allí, la gente hacía barra tomando un vaso de leche acompañada de un panqueque con dulce de leche. Su pasión e inventiva lo llevaron a convertirse en pocos años en socio del local, pero su inventiva iba por mucho más.
Carlitos se convirtió rápidamente en un empresario de esta próspera ciudad y llegó a ser muy conocido en los años ‘80 cuando su Carlitos de Villa Gesell ofrecía más de cincuenta variedades de panqueques que figuraban en la carta del emblemático restaurante bajo los nombres de músicos famosos, personalidades mundiales y deportistas destacados.
Todas sus creaciones tenían un número que hacía referencia a algún famoso y por supuesto una combinación de ingredientes que no se repetía en otro panqueque. De esta manera, Diego Maradona, Juan Manuel Fangio, Carlos Monzón, Gabriel Batistuta, León Gieco y Luis Alberto Spinetta, entre decenas de artistas y deportistas, tenían su plato propio en los restaurantes de Carlitos, al que le daban su nombre.
Al cabo de unos años, todos comenzaron a olvidarse de su verdadero nombre, Carlos Ciuffardi, y nuestro amigo pasó a ser simplemente Carlitos el Rey del Panqueque y la Hamburguesa (otra de sus especialidades).
Villa Gesell lo adoptó como un hijo predilecto y además de ir a conocer su local los visitantes lo convirtieron en una atracción turística en sí mismo. No dudaban en hacer largas colas para verlo cocinar, para escuchar una anécdota o consejo. Un amigo de todos.
En 1982 inauguró su segundo local, pero en Vicente Lopez: El Amanecer de Carlitos y sus hijos, para aquellos que querían seguir disfrutando de sus anécdotas y sus delicias durante todo el año. A minutos de la ciudad de Buenos Aires.
Ese lugar reproducía el espíritu gesellino; la presencia de Carlitos le brindaba la misma mística.
Sus hijos continuaron con las enseñanzas impartidas por el padre y siguieron la tradición familiar para crear la marca Lo de Carlitos, el sabor original ®, y hoy la marca se ve en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires y, por supuesto, viva en el local de Villa Gesell.
En abril de 2010 Carlitos se despidió de todos sus amigos y se fue a los 76 años. Su amor por la vida, por Villa Gesell y por la plancha y sus creaciones siguen intactos. Y la leyenda, más viva que nunca.