Ruca Choroi es una expresión mapuche que significa "casa de loros". Ese anuncio y la naturaleza casi virgen de las inmediaciones del lago del mismo nombre eran buenos alicientes para recorrer los pocos kilómetros que lo separan de Aluminé.
Dos lagunas pequeñas nos permitieron realizar un alto en el camino para tomar fotografías e ir adentrándonos en ese paisaje que muestra colonias de flamencos, cisnes de cuello negro y diversidad de patos, que viven felices por la ausencia de población estable.
Más adelante, al ingresar a los parajes Poi Pucón y Carri Lil, vimos construcciones de madera e implementos de campo. Se trataba del asentamiento de las comunidades mapuches Salazar y Aigo que, desde comienzos del siglo XX, tienen presencia en la región. Sus tareas de crianza de chivos, ovejas y aves de corral, junto a la huerta, tejidos y productos artesanales, les sirven de subsistencia.
Ceremonia ancestral
“El Nguillatún es una de las ceremonias religiosas que se conservan en la comunidad; en ellas las familias ruegan a Nguenechen por prosperidad, lluvias y buenas pasturas”, comentó orgullosa una señora a quien visitamos para ver sus tejidos en venta.
En charla con esta señora supimos como utilizan los mapuches el piñón, fruto de la araucaria. Es la base de su alimentación y la integran a sus guisos, a sus empanadas y lo muelen para utilizarlo como harina.
Dentro del área existe una escuela primaria, puesto sanitario y una tercera agrupación más cercana al lago. Los jóvenes de estas agrupaciones, en las últimas décadas, han recibido influencia de la forma de vivir de las ciudades más cercanas, sin perder sus tradiciones. En conjunto forman una de las mayores poblaciones mapuches de la provincia de Neuquén.