Este paseo a plena naturaleza permite conocer algunos pueblos chilenos enclavados en un recorrido corto pero de características cambiantes y vistas panorámicas sorprendentes.
Caviahue es un buen punto de partida para realizar una escapada a Chile y conocer la comuna de Lonquimay: una zona muy pintoresca, con mucha vegetación y elegida por quienes disfrutan de la vida al aire libre.
Realizamos el viaje en nuestro vehículo y utilizamos el paso fronterizo de Pino Hachado para ingresar al país vecino. El trayecto tiene paisajes variados, cambios constantes de altitud y permite una marcha placentera.
Una vez terminados los trámites de ingreso a Chile, atravesamos un túnel llamado Centenario, que tiene una longitud de 4.500 metros y fue construido para acercar zonas comerciales de ambas naciones. Mediante un semáforo se da paso alternado a las manos de circulación. Como curiosidad, observamos otros pasos similares, en desuso, en el declive de la montaña.
Al llegar a Lonquimay nos sorprendió una población pequeña pero bien diseñada, con calles de trazado elíptico y un ritmo de vida tranquilo. Está inmersa en un valle de altura con grandes espacios verdes, que se deben a los vientos húmedos que le llegan desde el Pacífico y que son retenidos por la cordillera de los Andes que corre al este.
Históricamente, se dedicó a la ganadería y la forestación; el turismo ha comenzado a desarrollarse en los últimos años gracias a su enclave natural de gran impacto visual.
Lonquimay forma parte de la Araucanía Andina y como comuna precordillerana, los bosques, lagos y ríos abundan y permiten realizar recorridos muy interesantes. Las cabalgatas, las caminatas y la práctica de la pesca y el esquí son habituales entre un público de todas las edades.
Seguimos unos kilómetros más adelante hacia Curacautín para encontrar las termas de Manzanar e ingresamos para conocer sus instalaciones. Cuenta con un imponente hotel que fue inaugurado en 1952 y todo lo que un centro termal ofrece habitualmente: piscinas al aire libre y cerradas, baños de tina en cabinas individuales y servicios adicionales de salud y belleza. Sus aguas son recomendadas para afecciones reumáticas, de piel y para el estrés.
Además, desde el complejo se organizan excursiones a caballos, en vehículos 4x4, caminatas y salidas de pesca en distintas modalidades. Se puede llegar así a los saltos de la Princesa, el Indio y el Malleco, ubicados en zonas de abundante vegetación y encanto agreste.
Al concluir nuestro paseo por este corredor argentino-chileno, sentimos que se hace necesario dedicar más tiempo al conjunto natural que rodea Lonquimay. Las posibilidades de disfrute son infinitas y la calidez de sus pobladores lo merece.