Travesía en trineo de nieve

En un pueblo pequeño como Caviahue es fácil ubicar el criadero de perros siberian huskies, una raza de animales muy fuertes y acostumbrados a la vida dura de la Patagonia. Deseábamos participar de una experiencia distinta a bordo de un trineo y allí hicimos los arreglos pertinentes.

En los momentos previos a la partida, los “pichichos” estaban tan contentos de participar de la salida como nosotros. Javier Álvarez, alma máter del establecimiento, nos aclaró que ellos nacieron en este mismo lugar, perciben los preparativos y por eso la algarabía.

Sin apuros, Javier armó los arneses para el carro de madera provisto de esquíes, ubicó el asiento casi a ras del suelo y buscó los siete canes que nos llevarían a pasear. Nos los presentaron por sus nombres: Chopin, Zen, Trixie y Kronic encabezaban la hilera y movían sus colas con entusiasmo.

El programa era llegar hasta la cascada de basaltos sobre el río Agrio, uno de los paseos habituales de la villa. Nos acomodamos sobre unos confortables almohadones y nos tapamos con una cubierta para aislarnos de las salpicaduras. El conductor se paró sobre la parte de atrás y desde allí fue dando órdenes precisas.

La distribución de la jauría se realiza de acuerdo al trabajo que cada individuo tiene asignado. Los perros más fuertes van pegados al carro y el que conduce va al frente de la formación. Comenzamos a deslizarnos y durante los primeros metros todo fue adrenalina y velocidad a fondo, producto del ímpetu con que los perros iniciaron el recorrido. Luego se fueron calmando y con más serenidad en el andar observamos el entorno, el silencio de alrededor, solo cortado por el sonido de los esquíes sobre la nieve.


Órdenes de marcha

Existe un código sonoro entre el “piloto” y los perros, que estos acatan obedientes; reconocen los circuitos y paran en lugares prefijados. Nos interesó conocer qué sienten los siberian durante la salida. El guía nos aseguró que “por la manera de conducirlos, el tiempo que dura la excursión y por su preparación no sufren la actividad”. Al verlos revolcarse, hociquear y hacer pis a cada momento, convinimos en que estaban felices y disfrutaban del momento.

Conocimos el nombre de las cascadas, de las especies nativas y algunos secretos de invierno en la montaña. Aprovechamos para sacar fotos de las bellezas de cada uno de los parajes a los que arribamos gracias a esta expedición.

Descubrimos los bosques de pino piñonero y el arco iris que se forma en cada caída de agua; hicimos una parada en la playa del lago Caviahue y regresamos a la casa de Javier.

Mientras compartíamos unos ricos mates con bizcochos caseros junto al fogón de la cocina, conocimos a su familia, nos acercamos al refugio canino y observamos que no todos eran siberian huskies, pero sí eran aptos para andar por zonas muy frías. Durante la charla, notamos el amor que siente Javier por la vida en plena naturaleza.

Además de este recorrido existen otros más extensos de acuerdo a la propuesta del visitante, todos dependen de la calidad de la nieve. En otras épocas del año, se realiza escalada, trekking y salidas en bicicleta de montaña; todas son buenas excusas para sacarle provecho a la montaña.