Religiosidad en la montaña

El Vía Christi es un lugar que le otorgó singular identidad a Junín de los Andes. Ya conocida por la pesca con mosca, la localidad neuquina que se extiende a orillas del río Chimehuin en la actualidad recibe gran afluencia de turismo religioso debido a este parque temático cristiano.

El Vía Christi se emplaza a unos 500m de la ruta nacional 234, sobre la ladera oeste de un cerro bajo, en un reparador bosque de pinos. Un circuito de 2km recorre 17 estaciones dispuestas en forma circular donde se erigen las esculturas realizadas por el arquitecto Alejandro Santana que retratan escenas de la vida de Jesucristo.

En los “solados”, denominación que reciben las plazas secas de 12m de diámetro que representan al sol, las figuras no sólo representan la cosmovisión cristiana sino también la mapuche, que forman parte de la historia patagónica.

La mirada del artista

Movilizador, crítico, el vía Christi invita a una clara reflexión sobre el discurso de Cristo en la sociedad actual. Ya en la primera estación, dedicada al nacimiento de Jesús, los rostros con rasgos hispanos, mapuches y mestizos sitúan el mensaje en su contexto.

El propio Santana aclara “en esta primera estación está la clave de la interpretación de todo el Vía Christi, pues es acá donde él se hizo hombre, y lo hizo en una cultura determinada. Y si eso ha pasado quiere decir que cada cultura puede también reinterpretar, redescribir y remodelar el misterio de su presencia para acercarnos más al misterio desde nuestra propia realidad”.

Y desde esta perspectiva, a medida que se relatan los momentos biblícos, se suceden las conexiones históricas. Es así como, en el segundo solado sobre las bienaventuranzas, Jesús está rodeado de personajes como San Francisco de Asís, Martín Luther King, Madre Teresa, Laura Vicuña, Gandhi y el padre Carlos Mugica, entre otros.

La parábola del hijo pródigo, la multiplicación de los panes y los peces junto a otros milagros, la pasión, muerte y resurrección, ninguna instancia significativa pierde esta relación con el pasado y presente de la humanidad que se descubre desde una mirada regional.

Además, en el camino también se aprecian sobrerrelieves con secuencias de la vida de Laura Vicuña y de Ceferino Namuncurá, beatos nacidos en la Patagonia.

En la cima de la montaña, una magnífica cruz blanca que fue levantada gracias al esfuerzo de los pobladores en 1950 anticipa el final de recorrido. En sus pies, la simbología comunica el “Yo Soy” de la Biblia: “la luz”, “la verdad”, “la vida”, “el camino”.

Luego de las últimas dos de lado argentino, se puede visitar las estaciones, cuando termina el vía Christi uno podría pensar que el artista cumplió su objetivo: transmitir un mensaje colmado de esperanza, de interrogantes y de profunda fe cristiana.