En temporada, Mar del Plata se convierte en la porteña calle Corrientes. Otros aseguran que en la ciudad feliz siempre es de noche. Teatros, cines, personajes inolvidables y un casino de película. La mística continúa intacta.
Siempre es temporada
Si existe un sitio turístico donde la noche pasa a ser un atractivo primordial en la agenda del veraneante, ese escenario es la ciudad de Mar del Plata. Lo más llamativo es que las distintas generaciones encuentran lo que buscan, cada cual con sus gustos, prioridades y expectativas.
Durante décadas, la ciudad feliz fue el escenario perfecto para que las distintas figuras del ambiente artístico se presentaran en los teatros e incluso en los cines para llevar a la costa los espectáculos que durante el año fueron exitosos en las grandes urbes. Las décadas del ´60 y ´70 edificaron y se apropiaron al mismo tiempo de una ciudad turística y popular que comenzó a delinear sus propios códigos. Entre estos, aparecieron algunos que le darían una peculiaridad pocas veces vista en otras latitudes: la relación de los artistas con su público.
Hoy, ya entrados en el año 2000, Mar del Plata conserva intacta esa mística que la vio nacer y que hoy la mantiene en vigencia. No por nada los artistas saben que, si quieren hacerse conocidos en todo el país, deben pasar obligatoriamente por la ciudad feliz.
El genial Negro Olmedo
A los 18 años llegó a la ciudad de Buenos Aires para trabajar de switcher en el viejo Canal 7, pero fue tal su talento que en cuestión de semanas pasó de estar detrás de la cámara a estar delante de ella. Sus formidables improvisaciones y su desenfado cuando la cámara se prendía lograron depositarlo en obras maestras de la televisión argentina como El capitán Piluso, todavía hoy recordada por todos los argentinos.
Su posterior relación con los productores de teatro y televisión Hugo y Gerardo Sofovich logró hacerlo un mito viviente de Mar del Plata, conformando elenco con las vedettes más famosas del momento, entre las que se destacan Susana Giménez y Moria Casán. Desde los ´70 en adelante aparecieron los personajes que le darían relevancia a su actuación: el “Yeneral Gonzáles”, “Rucucú”, en el programa Operación Ja Ja y otros como “El dictador de Costa Pobre” y “El Manosanta”, dos joyas para la eternidad.
"Expertos en pinchazos", “Rambito y Rambón”, “Los colimbas se divierten” y "Los caballeros de la cama redonda" serían los filmes que lo harían más famoso.
Junto a su amigo Jorge Porcel (conocido cariñosamente como “El Gordo”), se encargaría de hacer en teatro y en cine personajes memorables que no solo marcaron una época de la Argentina, sino que enaltecieron a la ciudad de Mar del Plata como la figura principal de cada guión.
Sinónimo de “Mardel”
En estas producciones aparecían la noche, las mujeres, el Casino, la playa, la temporada y demás temáticas que lograron hacer de la ciudad marplatense y del Negro Olmedo un mito que, aun después de su muerte, Mar del Plata conserva en sus distintos rincones para los turistas que la visitan año a año.
El recuerdo del inolvidable premio Estrella de Mar por la obra "El Negro no puede”, que gana en 1987, y sus inolvidables manos, impresas en la puerta del famoso hotel Hermitage, son una muestra de la devoción popular por este rosarino que se quedó para siempre a vivir en Mar del Plata, en su ciudad feliz.