El Acuario se ubica en el parque O`Higgins desde hace muchos años. Ahora está renovado y ofrece una manera más divertida de conocer las distintas especies en su hábitat.
En sus setenta años de vida, el Acuario Municipal ha recibido a miles de chicos que disfrutan de uno de sus paseos preferidos. Por eso, la institución no decae y siempre tiene algo nuevo que mostrar.
Al ingresar nos dieron una pequeña charla sobre lo que veríamos en las salas que albergan más de 50 estanques y un número de peces que siempre crece. Avanzamos por pasillos apenas iluminados con una suave luz azul y tomamos contacto con ese mundo multicolor que asemeja el fondo de los mares y los ríos.
Cada pecera cuenta con pequeñas pantallas de led en las que están los datos de cada especie: nombres, origen, forma de vida. Algunas son de aguas dulces y otras de mar; mientras algunas no dejan de moverse, otras permanecen casi estáticas.
Nos llamaron la atención los distintos lugares del mundo desde donde llegaron algunos de los especímenes. “Guatemala, México, Sumatra, Australia, India, río Paraná, Amazonas”, decían los carteles y lo confirmaron las guías que nos atendieron. Ellas también contestaron las consultas insólitas de nuestros hijos, como por ejemplo si duermen con los ojos abiertos o cerrados o si los que están solos no se aburren.
El que se lleva todos los aplausos es el viejo tortugo Jorge. Suponen que tiene más de 90 años y es el personaje más visitado del acuario. Es muy curioso ya que mientras lo mirábamos, él hacia lo mismo con nosotros, especialmente con los chicos. Proviene de aguas tropicales, fue encontrado en el mar argentino y desde que está en este enorme estanque se adaptó a su nueva forma de vida.
Cuando terminamos el recorrido, subimos a la terraza de las salas de exposición, en la que hay varios espacios donde viven de forma independiente gran cantidad de tortugas de agua y yacarés. En ambos casos se les ha creado un lugar similar a su medio ambiente real, al aire libre. En el parque también hay juegos inclusivos para niños, una pista vial educativa en la que se circula en bicicleta y los demás atractivos de un espacio para correr y divertirse.
Como actividad didáctica y a la vez divertida, el acuario está pensado para que los más chicos pasen un momento agradable. Pero las especies acuáticas tienen la magia de cautivar también a los grandes y hay quienes lo visitan aun sin niños.