Dedicado a quienes estudian las distintas aves marinas y a visitantes inquietos, este destino del ecoturismo entusiasma por la variedad de actividades que ofrece.
Desde Puerto Deseado se realizan diversos avistajes de aves a partir de una navegación por el mar argentino. La isla Pingüino se visita con gente avezada que cuida el medio ambiente y de la cual se aprende mucho.
Nos adelantaron que debíamos abrigarnos para disfrutar de la excursión y cuando llegamos al lugar de encuentro el viento era intenso. Nos preparamos para navegar con el frío sobre la cara y la campera bien cerrada; tomamos algo caliente que nos ofrecieron los organizadores.
Julián fue nuestro guía en la expedición y nos invitó a subir y ubicarnos en la pequeña embarcación atracada en el muelle. La consigna era no moverse de los asientos hasta recibir alguna señal ya que la primera parte de la navegación sería agitada.
El barco puso proa a la Isla de los Pájaros y luego hacia el sur. Julián elevó la voz para contarnos acerca de las distintas especies que encontraríamos en las playas y rocas de las islas.
Después de navegar unas once millas (25 kilómetros), enfrentamos la isla Pingüino, donde descendimos para recorrer. Observamos de cerca varias colonias de lobos y elefantes marinos tendidos plácidamente sobre la playa mientras una gran cantidad de aves daba vueltas por el aire buscando su alimento.
Al descender tomamos conciencia de haber llegado a un sitio muy particular y nos preparamos para caminar y trepar junto a nuestro guía. Los piedras eran desparejas, por lo que miramos con atención dónde poníamos el pie y de a poco entramos en calor.
Mientras anduvimos entre los nidos, unos más cercanos que otros, Julián nos contó detalles de la vida de los pingüinos de penacho amarillo: cómo es su hábitat, cómo arman sus nidos, cómo cuidan de sus crías y en qué época del año llegan a la isla que es una reserva provincial protegida.
“Aprovechen ahora que estamos más cerca para apreciar el penacho de color amarillo fuerte que les nace como cejas sobre los ojos rojos y los detalles de su plumaje. Miden unos 55 centímetros. No parecen demasiado molestos por nuestra presencia y se los ve mansos, quizá porque no nos acercamos demasiado ni hacemos movimientos bruscos.”
Los pingüinos son belicosos cuando perciben alguna amenaza y picotean fuerte para alejar a potenciales adversarios. Su alimento lo toman directamente del mar y se zambullen en busca de pequeños peces, pulpitos, crustáceos, etc.
Los científicos y ornitólogos realizan sus estudios y comprobaciones sobre el pingüino penacho amarillo en esta isla ya que el acceso es posible por medio de guías especializados. Esta extraña especie también tiene colonias en la Isla de los Estados y en las Islas Malvinas.
En el extremo sur de la isla Pingüino encontramos el antiguo faro que desde 1903 ayuda a los navegantes con su alcance lumínico. Al principio se lo alimentaba con querosén y en la actualidad se utilizan paneles foto voltaicos. En la base han quedado los cimientos de un viejo edificio que funcionó como factoría de pieles y aceite de lobos marinos.
Los pingüinos nos originaron sensaciones extraordinarias que nos hicieron olvidar el aire fresco y el viento. Solo deseábamos seguir caminando y no perder de vista sus movimientos. Alguien nos pasó sus prismáticos para observar de cerca una familia en su nido y lamentamos no haber llevado los propios.
Llegamos a familiarizarnos con las colonias de aves y mamíferos cuando la excursión estaba terminando. Esa experiencia nos marcó y dejó un recuerdo imborrable, apoyado por infinidad de fotografías que hoy conservamos especialmente.