Las Cataratas desde Brasil

Del otro lado del río se encuentran las cataratas del lado brasileño. Son las mismas, ya que la naturaleza no tiene nacionalidades, pero desde el lado de Brasil pueden apreciarse los saltos de una manera distinta.

Dicen las buenas lenguas que "del otro lado" las Cataratas del Iguazú son distintas, más grandes, más visuales, ideales para tomar esa foto panorámica enorme y compartirla con conocidos, familiares y amigos.

Lo cierto es que del lado brasileño las cataratas son exactamente las mismas, pero se ven de frente, en su totalidad y grandeza por la situación geográfica del Parque Nacional do Iguacú, al cual llegamos en automóvil desde la ciudad de Puerto Iguazú.

El Parque Nacional do Iguaçu es grandioso desde donde se lo mire y, al igual que el argentino, se encuentra ubicado en pleno corazón de esta selva verde tan tupida donde las palmeras, las enredaderas, el bambú y las hiedras son moneda corriente y forman una densa capa prácticamente impenetrable.

  • Los saltos de una manera distinta

    Los saltos de una manera distinta

  • Esa foto panorámica enorme

    Esa foto panorámica enorme

  • Fantástico mirador

    Fantástico mirador

  • Belmond Hotel Das Cataratas

    Belmond Hotel Das Cataratas

  • Grandioso desde donde se lo mire

    Grandioso desde donde se lo mire

  • Un único circuito de pasarelas

    Un único circuito de pasarelas

  • Realmente impresionante

    Realmente impresionante

El Parque Nacional do Iguaçu, en Brasil, fue declarado por la UNESCO en el año 1986 Patrimonio Natural de la Humanidad, lo cual coincidió prácticamente con la misma declaración del lado argentino, en este caso bajo la nominación del Parque Nacional Iguazú.

El área que el visitante puede conocer está constituida por un único circuito de pasarelas que se encuentra de frente a los saltos. Es por eso que se dice que se ven las cataratas de forma panorámica. La vista paisajística que las pasarelas ofrecen es realmente impresionante.

Este circuito de pasarelas mide alrededor de 1.200 metros, con subidas y bajadas que invitan al visitante a caminar una y otra vez hacia distintos puntos desde donde se puede espiar qué pasa en el río y también en la otra orilla, donde se aprecian las distintas pasarelas (lado argentino) que dan la sensación de estar introducidas en las cataratas mismas.

Mientras caminábamos hacia el final del recorrido, desde donde se puede apreciar la inmensidad del agua que cae en la famosa Garganta del Diablo, nuestros corazones latían con más y más fuerza. Es que la sensación de ir sintiendo el rugido del río cuando cae al vacío y se estrella contra el fondo es incomparable.

Para ello, nuestros compañeros brasileños no han tenido mejor idea que instalar un ascensor desde cuyas ventanas vidriadas es posible disfrutar de la majestuosidad de los saltos.

Se trata de una sabia armonía que pone de manifiesto, en todos los alrededores del parque, que el progreso y el orden pueden acompañar de manera perfecta a la madre naturaleza.

Autor Pablo Etchevers Fotografo Eduardo Epifanio

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