Historia de Iguazú

El río Iguazú nace en el cordón montañoso Serra do Mar en Brasil y discurre serenamente hasta llegar a los saltos que conforman las cataratas del Iguazú y volverse furioso y estrepitoso para luego volver a la calma y llegar a su desembocadura en el río Paraná, donde se encuentran las tres fronteras de Argentina, Brasil y Paraguay.

Su descubridor
Sabemos que el primer europeo que registró la existencia de las cataratas fue Álvar Núñez Cabeza de Vaca en 1542. El explorador venía padeciendo avatares y tristezas, muchos de sus amigos fueron tragados por el mar o murieron de frío y hambre. Le decían Álvar el Milagrero porque iba resucitando gente con sus rezos mientras atravesaba la América de los indígenas. Galeano relata así el descubrimiento en su libro Memoria del fuego: “Las mariposas gigantes aletean alrededor. Cabeza de Vaca se arrodilla ante las cataratas del Iguazú. Los torrentes, estrepitosos, espumosos, se vuelcan desde el cielo para lavar la sangre de todos los caídos y redimir a todos los desiertos, raudales que desatan vapores y arcoíris y arrancan selvas del fondo de la tierra seca”. Majestuoso y bello.

Historia
El proceso evangelizador de la Compañía de Jesús comenzó en 1609 y el sistema de reducciones se distribuyó en una amplia región del sur de Brasil, Paraguay y las provincias de Misiones y Corrientes. Los indígenas que poblaban la zona eran de la etnia mbyá-guaraní, quienes vivieron en armonía con los evangelizadores. En 1768 los jesuitas fueron expulsados y la región que comenzaba a explorarse pasó al olvido.

Uno de sus cambios fundacionales se produce en 1881, cuando Corrientes (antes de la federalización de Misiones) vende 50 leguas de tierra sobre los ríos Paraná, Iguazú y Uruguay a emprendedores privados. En 1882 una expedición científica alemana estudia la región en busca de tierras para colonizar. Uno de los exploradores era Carlos Bossetti (uno de los saltos lleva su nombre) y otro, Jordan Hummell, quien organizaría el primer viaje turístico a las cataratas del Iguazú unos años después, pero desde el lado brasileño, dado que el lado argentino era casi imposible de penetrar.

En 1901 el gobernador de Misiones, Juan José Lanusse viaja a Buenos Aires para promover el destino e interesar a algunas empresas. El mismo año la primera excursión llega a cataratas, y entre sus pasajeros viajaba Victoria Aguirre Anchorena. La pintora y coleccionista de arte sería una de las personas protectoras del futuro destino turístico y de la ruta que uniría Puerto Iguazú con las cataratas del Iguazú.

Al año siguiente, el paisajista Carlos Thays llega a las cataratas con una misión del Ministerio del Interior para organizar el primer proyecto de parque nacional en el país que resguardara la belleza y la exuberancia de las cataratas y de la selva misionera. Con este plan de ordenamiento articulado, se crea el Parque Nacional Iguazú en 1934, un área de preservación de las cataratas declarado Patrimonio de la Humanidad en 1984 por la Unesco. En 2011 las Cataratas del Iguazú ingresaron a la lista de las nuevas Siete Maravillas Naturales del Mundo.

Selva misionera
Sin dudas, la selva misionera es el dominio de bosques lluviosos y húmedos. Es una de las ecorregiones más biodiversas del planeta. Dentro del paseo de las cataratas, el contacto con la naturaleza se alcanza de forma muy íntima, por lo cual la experiencia de observación de fauna y flora es uno de los aditamentos más increíbles que se puede esperar.

Las plantas más atractivas son el ambay, de hojas grandes y palmeadas; el güembé, uno de los gigantes de la selva; la barba de chivo, de flores vistosas y follaje plumoso; el cupay, un árbol de flores amarillas en racimos; las cañas tacuaruzú, similares a las de bambú; el timbó, imponente árbol con frutos en forma de orejas; las palmeras pindó, hogar de los boyeros.

El parque es hábitat de numerosos animales como tucanes, osos hormigueros, águilas, garzas, vencejos, colibríes, surucúas, Martín pescador, mariposas, coatíes, monos caí. También es refugio de algunos animales en extinción, como el yaguareté, el tapir, el ocelote, el yacaré overo, el oso hormiguero, el oso melero. En las pasarelas de las cataratas es posible encontrarse con ejemplares de coatíes, tucanes y lagartijas.

El recorrido de la Garganta del Diablo es uno de los preferidos entre los visitantes y, por otro lado, quienes experimentaron los paseos de luna llena coinciden en que no hay espectáculo más sublime en el mundo. Sin dudas, el río Iguazú y su entorno vuelven el destino de Misiones uno de los predilectos.